El profeta Isaías dice que las personas piadosas sueñan grandes cosas, no sólo para sí mismas, sino también para los necesitados. Él habla de personas piadosas que defienden a los perdidos y sirven a los marginados.
“¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?”
“¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?”
“Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí.” (Isaías 58:8-9).
¡Qué hermosa visión de la gloria de Dios manifestada a través de su pueblo, y qué poderoso correctivo para nuestro concepto de cómo servirle! Dios está llamando a un pueblo que impulse la fe, que derrote a Satanás y que difunda amor y esperanza. Los destinos que él nos presenta pueden estar más allá de nuestra imaginación para el mundo, pero no pueden serlo para quienes llevan su nombre.
Una fe viva trae resultados vivificantes. “Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños” (Ezequiel 36:37). A medida que aumenta nuestra fe, también aumentan los resultados que trae Dios.
Cuando se cumpla tu sueño, tu ambición, tu meta, ¿será de bendición para muchos? Pídele a Jesús que te guíe hacia la misión y propósito que él tiene para que tú sirvas a los demás y traigas honra a su nombre.
Gary Wilkerson