El mundo esperaba a su nueva princesa. Prepararon todo con esmero, pero no contaban con que tuviera sobrepeso, por lo que nada de lo preparado sirvió. Por ejemplo, los vestidos que eran lujosos y delgados no le hicieron, tampoco era de las princesas que se quedaba sentada en su trono, por lo que sorprendió a los generales del reino cuando decidió dirigir la batalla ella misma. Tampoco aceptó un príncipe azul en su vida, puesto que se enamoró de un joven sencillo que no era de la realeza. El libro sobre su reinado era ancho, lleno de aventuras y experiencias.
Al principio, muchos pensaron que se trataba de un error y la criticaban, pero después a todos les fascinaba la historia de Goldi, la princesa gordita y perfecta para dirigir el reino. (Pedro Pablo Sacristán).
Nadie dijo que fuera fácil ser una princesa
Si Goldi hubiera escuchado las críticas, quizá se habría quedado deprimida, sin deseos de seguir adelante y luchar por su nación. Pero ella ponía prioridades, sabía que como princesa tenía una misión y no le importó nada, sólo alcanzar su propósito.
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
1 Pedro 2:9 (RVR 1960)
A veces se nos olvida que somos Príncipes de Dios, hijos de un Rey, por el cuál tenemos un valor enorme y una misión.
Alteza... que tu prioridad sea agradar a Dios
En esta oportunidad quisiera que reflexiones sobre tu valor y la misión que tienes. No eres cualquier persona, tampoco un tonto, una fea o gorda; sino príncipe del Señor, por lo que quiero preguntarte, ¿estás realizando el trabajo por el que fuiste nombrado de la realeza?
No mires, ni escuches las críticas, no busques aspectos negativos en ti; te animo a mirarte con los ojos de Dios y esforzarte por alcanzar aquello que está planeado para ti. Al principio siempre será difícil, pero nadie dijo que es fácil ser una princesa.
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