Tanto la profecía de (Daniel 8:14)—“Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”—como el mensaje del primer ángel—“Temed a Dios, y dadle gloria; porque la hora de su juicio ha llegado”—señalaban al ministerio de Cristo en el Lugar Santísimo, al juicio investigador,
Daniel 8-> Ver.
[V.14-> Y él dijo. LXX, Teodoción y el siríaco rezan “a él”. Tardes y mañanas. Heb. ‘éreb bóqer, literalmente “tarde mañana”, una expresión comparable con la descripción de los días de la creación, “la tarde y la mañana un día” (Gen 1:5), etc. La LXX usa la palabra “días” después de la expresión “tarde y mañana”. Tratando de hacer coincidir aproximadamente este período con los tres años durante los cuales Antíoco IV asoló el templo, algunos han computado hábilmente la expresión “2.300 tarde- mañana” como si sólo correspondiera con 1.150 días literales. Acerca de esto, Keil ha advertido que el período de 2.300 tardes y mañanas de ninguna manera podría ser entendido como “2.300 medios días ni como 1.150 días enteros porque en la creación la tarde y la mañana no constituían la mitad de un día sino todo el día”. Después de citar esta declaración, Edward Young dice: “Por eso debemos entender la frase como 2.300 días” (The Prophecy of Daniel, p. 174). Los comentadores han tratado sin éxito de encontrar algún acontecimiento histórico que se amolde a un período de 2.300 días literales. Wright observa: “Sin embargo, todos los esfuerzos para armonizar este período, ya se lo considere como de 2.300 días o de 1.150 días, con cualquier época histórica precisa que se mencione en el libro de los Macabeos o en Josefo, han sido inútiles... El Prof. Driver tiene razón al afirmar: ‘Parece imposible encontrar dos acontecimientos separados por 2.300 días (=6 años y 4 meses) que corresponderían con la descripción’ “ (Charles H. H. Wright, Daniel and His Prophecies, 1906, pp. 186-187). La única forma en que se puede dar consistencia a estos “días” es computarlos en el sentido profético mediante la aplicación del principio de día por año. El tiempo al cual se hace referencia aquí es específico y definido, pero en el cap. 8 no se indica ninguna fecha para su comienzo. Sin embargo, en el cap. 9 se menciona específicamente tal fecha (ver com. Dan 8:25). Demostraremos que esta fecha es 457 a. C. Partiendo de esta fecha, los 2.300 días proféticos que representan el mismo número de años solares (ver com. Dan 7:25), llegan hasta el año 1844 d. C. Si se desea una prueba bíblica, ver el com. Dan 9:21 donde se da una explicación de la visión del Dan 8:13-14, estableciéndose el punto de partida de los 2.300 días o años. Respecto a la validez de la fecha 457 a. C., ver com. Dan 9:25. En la p. 61 ver el comentario sobre una edición de la LXX en donde figura “2.400” en vez de “2.300”, que antes se citaba a menudo pero es meramente un error de impresión. Santuario. Puesto que los 2.300 años se proyectan hasta bien avanzada la era cristiana, el santuario no puede referirse al templo de Jerusalén que fue destruido en el año 70 d. C. El santuario del nuevo pacto es inequívocamente el santuario celestial, “que levantó el Señor, y no el hombre” (Heb 8:2; CS 463-470). Cristo es el sumo sacerdote de este santuario (Heb 8:1). Juan previó un tiempo cuando se dirigiría especial atención hacia “el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él” (Ap 11:1). Los símbolos que usa el revelador son notablemente parecidos a los que se emplean en Dan 8:11-13. Será purificado. Del hebreo tsadaq, “ser justo”, “ser recto”. La forma nifal, nitsdaq, sólo aparece aquí, lo que puede sugerir que se deba dar a este término un significado especial. Los lexicógrafos y traductores sugieren varios significados, tales como “ser puesto 871 en rectitud”, o “ser puesto en una condición correcta”, “ser rectificado”, “ser declarado recto’, “ser justificado’, o “ser vindicado’. La traducción “será purificado” es la forma en que aparece en la LXX que aquí usa la forma verbal katharisthesetai. No se sabe si los traductores de la LXX dieron un significado adaptado al vocablo hebreo nitsdaq o tradujeron de manuscritos que tenían otra palabra hebrea, quizá tahar, que significa “estar limpio”, “limpiar”. La Vulgata usa la forma mundabitur, que también significa “limpiado”. Ver com. Dan 9:24. Para ayudar a determinar a cuál acontecimiento relacionado con el santuario celestial se hace referencia aquí, será útil examinar las ceremonias del santuario terrenal, porque los sacerdotes de ese santuario servían “a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales” (Heb 8:5). Las ceremonias del santuario del desierto y del templo estaban divididas en dos grupos principales: el culto diario y el anual. El ministerio diario de Cristo como nuestro sumo sacerdote estaba simbolizado por las ceremonias diarias. El día anual de la expiación era símbolo de una obra que Cristo debía emprender al final de la historia. Para un estudio detallado de estas dos fases del ministerio sacerdotal ver com. Lev. 16; ver también CS 470-485. La profecía de Dan 8:14 anuncia el tiempo cuando debía comenzar esta obra especial. La purificación del santuario celestial abarca toda la obra del juicio final que comienza con la fase de la investigación y termina con la fase de la ejecución, que da como resultado la erradicación permanente del pecado del universo. Un aspecto importante del juicio final es la vindicación del carácter de Dios ante todas las inteligencias del universo. Debe demostrarse que no tienen ninguna base las acusaciones falsas que Satanás ha presentado contra el gobierno de Dios. Se debe mostrar que Dios ha sido completamente justo al elegir a ciertos individuos para que formen parte de su reino futuro y al impedir la entrada de otros allí. Los actos finales de Dios arrancarán de los hombres estas confesiones: “Justos y verdaderos son tus caminos” (Ap 15:3); “Justo eres tú, oh Señor” (Ap 16:5); “tus juicios son verdaderos y justos” (Ap 16:7). Satanás mismo será impulsado a reconocer la justicia de Dios (CS 728-730). La palabra griega de esos pasajes del Apocalipsis que se traduce por “Justo” es díkaios, equivalente al Heb. tsaddiq, derivado de tasadaq, raíz del verbo que se traduce “será purificado” en Dan 8:14. De esta manera el Heb. tasadaq puede transmitir el pensamiento adicional de que el carácter de Dios será completamente vindicado como el clímax de “la hora de su juicio” (Ap 14:7), el cual comenzó en 1844. Ver Problems in Bible Translation (Problemas en la traducción de la Biblia), pp. 174-177. ] Apocalipsis (de Juan) 14->
[V.7-> Gran voz. Los mensajes del primero y del tercer ángel se proclaman a “gran voz” (Ap 14:9). La “gran voz” indica que el mensaje se proclamará en tal forma que todos podrán oírlo. También se destaca la importancia del mensaje. Temed. Gr. fobéō, “temer”, “reverenciar”. Fobéo no significa aquí sentir temor de Dios, sino acercarse a él con reverencia y respeto. Incluye el pensamiento de absoluta lealtad a Dios, en una sumisión a Dios, en una sumisión completa a su voluntad. (cf. com. Deu 4:10). Dios. El mensaje de temer a Dios es especialmente oportuno en el período representado por la predicación de este ángel, porque los hombres se han entregado a la adoración de los dioses del materialismo y el poder y muchos otros que han inventado. Gloria. Gr. dóxa (ver com. Rom. 3; 23). Aquí significa sin duda “honor”, “alabanza”, “homenaje”. Cf. Sal 115:1; Isa 42:12; 2Pe 3:18; Jud 1:25. Hora. O “tiempo”, no es hora literal. Compárese este uso de “hora” con Jn 4:21; Jn 4:23; Jn 5:25; Jn 5:28; Ap 14:15. Entendida así, es posible comprender la clase “hora de su juicio” se refiere al tiempo, en sentido general, cuando se efectuará el juicio, y no necesariamente al momento exacto cuando comenzará el juicio. En esta forma es posible que el mensaje del primer ángel fue proclamado en los años que precedieron a 1844, aun cuando la verdadera obra de juicio aún no había comenzado (ver com. “juicio”). 842 Juicio. Gr. krísis, “la acción de juzgar”, en contraste con kríma, “la sentencia del juicio” (ver com. Ap 17:1). Los expositores adventistas del séptimo día entienden que el juicio que aquí se menciona fue el que comenzó en 1884, representando simbólicamente por la purificación del santuario terrenal (ver com. Dan 8:14). Puede deducirse que no se refiere al ejecutivo cuando venga Cristo y todos recibirán su retribución, porque los mensajes de los tres ángeles (Ap 14:6-12) preceden a la segunda venida de Cristo (Ap 14:14). Además, el mensaje concerniente al juicio es acompañado por una exhortación y una amonestación que revelan que el día de la salvación aún no ha pasado. Los hombres pueden aún buscar a Dios y escapar de la ira que vendrá. La predicación de Guillermo Miller y sus colaboradores en el período desde 1831 hasta 1884, respecto a la terminación de los 2.300 días en 1844, puede considerarse históricamente como el comienzo de la predicación del mensaje del primer ángel (ver F. D. Nichol, The Midnight Cry, p. 284). Pero ese mensaje ha tenido validez desde entonces, y continuará teniéndola hasta que caiga el telón que pondrá fin a la oportunidad de salvación para el hombre. Ha llegado. O “ha venido”. Adorad. Gr. proskunéo, “rendir homenajes”, “adorar”. La adoración a Dios contrasta con la adoración a la bestia (Ap 13:8; Ap 13:12) y su imagen (Ap 14:15). En la crisis que pronto vendrá, los habitantes de la tierra tendrán que escoger, como lo hicieron los tres fieles hebreos de la antigüedad, entre el culto al verdadero Dios y el culto a los dioses falsos (Dan. 3). El mensaje del primer ángel tiene el propósito de preparar a los seres humanos para que hagan la debida elección y permanezcan firmes en el tiempo de la crisis. Hizo el cielo y la tierra. El Creador del universo es el verdadero y único objeto de adoración. Ningún hombre ni ningún ángel es digno de adoración. Esta prerrogativa sólo pertenece a Dios. El poder de crear es uno de los rasgos distintivos del verdadero Dios, en contraste con los dioses falsos (Jer 10:11-12). La exhortación a adorar a Dios como el Creador ha llegado a ser especialmente oportuno desde los años siguientes a la predicación inicial del mensaje del primer ángel, debido a la rápida propagación de la teoría de la evolución. Además, la exhortación a adorar a Dios como el Creador de todas las cosas, indica que debe prestarse la debida atención al monumento que recuerda las obras creadas por Dios: el sábado del Señor (ver com. Exo 20:8-11). Si el sábado hubiese sido guardado como era el propósito de Dios, hubiera servido una gran salvaguardia contra la credulidad y la evolución (ver Hch 14:15; PP 348). El sábado será un punto especial controversia en la crisis final que se avecina (ver com. Ap 13:16). ]