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General: CRISTO DEMUESTRA SU AMOR ESCRITA CON SUS DEDOS A SU REGRESO
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 26/05/2022 15:48






¿Estamos listos para su segunda venida de Cristo ?

Un momento culminante.

¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Malaquías 3:2. Véase Éxodo 19:16-2234:28-35. 

A causa de su pecaminosidad, se le prohibió al pueblo de Israel acercarse al monte cuando Dios estaba por descender sobre él para proclamar su ley en el Sinaí , para evitar que fuese consumido por la abrasadora gloria de su presencia. Si tales manifestaciones de su poder señalaron el sitio escogido para la proclamación de su ley, ¡cuán pavoroso no será su tribunal cuando venga para aplicar el juicio de estos sagrados estatutos! ¿Cómo soportarán su gloria en el gran día de la retribución final los que pisotearon su autoridad divina su santaley escrita con su dedo Éxodo 20:1,17Exodo 31:12,18 ?...

Cuando se manifestó la presencia divina en el Sinaí, la gloria del Señor era ante la vista de todo Israel como un fuego devorador. Pero cuando venga Cristo en gloria con sus santos ángeles, toda la tierra resplandecerá con el tremendo fulgor de su presencia...

Nunca, desde que se creó al hombre, se había presenciado semejante manifestación del poder divino como cuando se proclamó la ley desde el Sinaí... En medio de las más terríficas convulsiones de la naturaleza, la voz de Dios se oyó como una trompeta desde la nube. El monte fue sacudido desde la base hasta la cima, y las huestes de Israel, demudadas y temblorosas, cayeron de hinojos.

Aquel, cuya voz hizo entonces temblar la tierra, ha declarado: “Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo”. Hebreos 12:26...

Cuando Moisés regresó de su encuentro con la divina presencia en el monte, donde había recibido las tablas del testimonio, el culpable Israel no pudo soportar la luz que glorificaba su semblante. ¡Cuánto menos podrán los transgresores mirar al Hijo de Dios cuando aparezca en la gloria de su Padre, rodeado de todas las huestes celestiales, para ejecutar el juicio sobre los transgresores de su ley y sobre los que rechazan su sacrificio expiatorio!... 

Pero en medio de la tempestad de los castigos divinos, los hijos de Dios no tendrán ningún motivo para temer. “Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel”

La ley de Dios aparece en los ciellos  a su segunda venida .

Y los cielos declararán su justicia, porque Dios es el juez. Salmos 50.Exodo 20:1,17Exodo 31:12,18 .

Las nubes se retiran, y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad celestial rebosa por las puertas entreabiertas.

En el templo se verá el arca del testimonio, en la cual están colocadas las dos tablas de piedra, sobre las que está escrita la ley de Dios. Esas tablas de piedra serán sacadas del lugar donde estaban ocultas, y sobre ellas se verán los Diez Mandamientos escritos por el dedo de Dios. Esas tablas de piedra que ahora reposan en el arca del pacto, serán un testimonio convincente en favor de la verdad y de la vigencia de los requerimientos de la ley de Dios...

Mentes y corazones sacrílegos pensaron que eran lo suficientemente poderosos como para cambiar los tiempos y leyes de Jehová; pero a salvo en los archivos del cielo, en el arca de Dios, están los mandamientos originales, escritos sobre dos tablas de piedra. Ningún potentado de la tierra tiene la facultad de sacar esas tablas de su sagrado escondite, ubicado bajo el propiciatorio..

Aparece en el cielo la mano de Dios Padre  que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: “Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez”. Salmos 50:6. Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscriptos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas. La memoria se despierta, las tinieblas de la superstición y de la herejía desaparecen de todos los espíritus, y las diez palabras de Dios, breves, inteligibles y llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los habitantes de la tierra.

Es imposible describir el horror y la desesperación de aquellos que pisotearon los santos preceptos de Dios... 

Los enemigos de la ley de Dios... reconocen demasiado tarde que el día de reposo del cuarto mandamiento es el sello del Dios vivo Apoc 7:2,3cap14:7,14:12,9:4cap15:2 .










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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 26/05/2022 16:37



La herencia de los santos don del señor

Cristo, solo Cristo y su justicia, obtendrán para nosotros un pasaporte para el cielo.

El corazón orgulloso lucha para ganar la salvación; pero tanto nuestro derecho al cielo como nuestra idoneidad para él, se hallan en justicia de Cristo.—

A fin de que pudiesemos llegar a ser miembros de la familia celestial, [Cristo] se hizo miembro de la familia terrenal.—

Mejor que un título de propiedad para el palacio más noble de la tierra es un título de las mansiones que nuestro Señor ha ido a preparar. Y mejores que todas las palabras de alabanza terrenal, serán las palabras del Salvador a sus siervos fieles: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”

Los motivos del cristiano

Jamás podrían haberse puesto en acción motivos más fuertes y energías más poderosas. ¿Acaso los grandiosos galardones por el bien hacer, el disfrute del cielo, la compañía y el amor de Dios y de su Hijo, la elevación y el acrecentamiento de todas nuestras facultades por las edades eternas no son incentivos y estímulos poderosos que nos instan a dedicar a nuestro Creador y Salvador el amante servicio de nuestro corazón?

Si podemos encontrarnos con Jesús en paz y ser salvos, eternamente salvos, seremos las personas más felices. ¡Oh, estar finalmente en casa, donde los malvados dejarán de hostigarnos y los cansados descansarán!.

Me encanta ver todo lo hermoso que hay en la naturaleza en este mundo. Creo que estaría perfectamente satisfecha con esta tierra, rodeada de las cosas buenas de Dios, si ésta no estuviera malograda por la maldición del pecado. Pero tendremos nuevos cielos y nueva tierra. Juan vio esto en una santa visión y dijo: “Oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. Apocalipsis 21:3. ¡Oh, bendita esperanza, gloriosa perspectiva!.

Un lugar real y tangible ¡Qué fuente de gozo para los discípulos el saber que tenían en el cielo un Amigo que intercedía en su favor! Gracias a la ascensión visible de Cristo, cambiaron todas sus opiniones y conceptos referentes al cielo. Anteriormente lo habían imaginado como una región de espacio ilimitado, habitada por espíritus sin sustancia. Ahora relacionaban el cielo con el pensamiento de Jesús, a quien habían amado y reverenciado por encima de todos los demás, con quien habían conversado y viajado, a quien habían tocado, incluso en su cuerpo resucitado... 

El cielo no podía aparecerles más como un espacio indefinido, incomprensible, lleno de espíritus intangibles. Ahora lo consideraban como su futuro hogar, donde su amante Redentor les estaba preparando mansiones.—

El temor de hacer aparecer la futura herencia de los santos demasiado material ha inducido a muchos a espiritualizar aquellas verdades que nos hacen considerar la tierra como nuestra morada. Cristo aseguró a sus discípulos que iba a preparar mansiones para ellos en la casa de su Padre.—

En la tierra renovada, los redimidos participarán en las ocupaciones y los placeres que daban felicidad a Adán y Eva en el principio.—






Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 26/05/2022 16:49

Nuestra herencia eterna.APOCALIPSIS 1:7 .

Herencia inmortal—El lenguaje humano no alcanza a expresar el valor de la herencia inmortal. La gloria, las riquezas y el honor ofrecidos por el Hijo de Dios son de valor tan infinito, que está más allá de la capacidad del hombre y aun de los ángeles el dar una idea justa de su dignidad, su excelencia y su magnificencia. Si los hombres sumergidos en el pecado y la degradación rehusan estos beneficios celestiales, rehusan participar de una vida de obediencia, pisotean las invitaciones llenas de gracia y misericordia, y escogen las miserables cosas de la tierra porque son visibles, y porque resulta conveniente para obtener placer temporal seguir una conducta pecaminosa, Jesús pondrá en práctica la ilustración de la parábola: los tales no gustarán de su gloria; pero la invitación se extenderá a otra clase de gente.—

Herederos al fin—El pueblo de Dios no puede recibir el reino antes que se realice el advenimiento personal de Cristo... En su estado presente el hombre es mortal, corruptible; pero el reino de Dios será incorruptible y sempiterno. Por lo tanto, en su estado presente el hombre no puede entrar en el reino de Dios. Pero cuando venga Jesús, concederá la inmortalidad a su pueblo; y luego los llamará a poseer el reino, del que hasta aquí sólo han sido presuntos herederos.

Seguro de vida eterna—Mediante la obra del Espíritu Santo Dios realiza un cambio moral en las vidas de los que componen su pueblo, transformándolos a la semejanza de Cristo. Entonces, cuando el sonido de la trompeta final llegue a los oídos de los que duermen en Cristo, saldrán a nueva vida, revestidos con el ropaje de salvación. Entrarán por las puertas de la ciudad de Dios y recibirán la bienvenida a la felicidad y el gozo de su Señor. Quiera Dios que todos podamos comprender y tener en cuenta los goces que esperan a los que mantienen sus ojos sobre el modelo, Cristo Jesús, y buscan en esta vida formar un carácter semejante al suyo. SVC 54.1

La Palabra de Dios contiene nuestra póliza de seguro de vida. Comer la carne y beber la sangre del hijo de Dios significa estudiar la Palabra e introducirla en la vida obedeciendo todos sus preceptos. Los que participan así del Hijo de Dios llegan a ser partícipes de la naturaleza divina, uno con Cristo. Respiran una atmósfera santa, la única en la cual el alma verdaderamente puede vivir. Tienen en sus vidas la certidumbre que emana de los principios santos recibidos de la Palabra; obra en ellos el poder del Espíritu Santo y eso les proporciona la garantía de la inmortalidad que les pertenecerá por medio de la muerte y resurrección de Cristo. Si el cuerpo mortal decae, los principios de su fe los sostienen, porque son partícipes de la naturaleza divina. Debido a que Cristo fue levantado de los muertos, se aferran a la promesa de su resurrección, y la vida eterna será su recompensa. SVC 54.2

Esta verdad es una verdad eterna porque Cristo mismo la enseñó. Se comprometió a resucitar a los justos muertos porque dio su vida por la vida del mundo. “Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí”. Juan 6:57. “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre”. Juan 6:35.—Alza Tus Ojos, 76. SVC 54.3

Mansiones preparadas para los redimidos—Cuán grande será el gozo cuando los redimidos del Señor se reúnan en las mansiones preparadas para ellos. ¡Oh, qué gozo para todos los que hayan sido obreros imparciales y abnegados juntamente con Dios en la tarea de promover su obra aquí en la tierra! Qué satisfacción tendrá cada segador cuando la voz clara y musical de Jesús diga: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34. “Entra en el gozo de tu Señor”.—

El vigor de la eterna juventud

Todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando en ellas fueran depositados. Adán, que se encuentra entre la multitud resucitada, es de soberbia altura y formas majestuosas, de porte poco inferior al del Hijo de Dios. Presenta un contraste notable con los hombres de las generaciones posteriores; en este respecto se nota la gran degeneración de la raza humana. Pero todos se levantan con la lozanía y el vigor de eterna juventud... Reintegrados en su derecho al árbol de la vida, en el desde tanto tiempo perdido Edén, los redimidos crecerán hasta alcanzar la estatura perfecta de la raza humana en su gloria primitiva.

Si Adán, en su creación, no hubiese sido dotado con una fuerza vital veinte veces mayor que la que los hombres tienen ahora, la raza, con sus hábitos actuales en contravención de la ley natural, ya se habría extinguido.—

Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agostará... La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías.

El cielo es todo salud y vida eterna con Cristo ,padre celestial espíritu Santo y sus Ángeles ..—


Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 26/05/2022 17:05



Coronas para los fieles—Cuando el Señor recoja sus joyas, los veraces, santos y honrados serán mirados con placer. Los ángeles se ocupan en confeccionar coronas para los tales, y sobre esas coronas adornadas de estrellas, se reflejará con esplendor la luz que irradia del trono de Dios. 

Hablad de las cosas celestiales. Hablad de Jesús, de su piedad y su gloria y de su amor imperecedero por vosotros, y permitid que de vuestro corazón mane amor y gratitud hacia él, que murió para salvaros. ¡Oh, estad listos para encontrar a vuestro Señor en paz! Los que estén preparados recibirán pronto una corona inmarcesible de vida, y morarán eternamente en el reino de Dios, con Cristo, con los ángeles, y con los que han sido redimidos por la preciosa sangre de Cristo.

Se coloca... una corona de gloria sobre los que esperan, aman y anhelan la aparición del Salvador. Los que esperan son los que serán coronados de gloria, honor e inmortalidad. No necesitáis hablar... de los honores del mundo, o de las alabanzas de los que el mundo considera grandes. Todo ello es vanidad. Si el dedo de Dios simplemente los tocara, pronto volverían al polvo nuevamente. Anhelo el honor permanente, inmortal, que nunca perecerá; una corona mucho más rica que cualquiera de las que jamás hayan honrado las sienes de un monarca. SVC 56.2

En aquel día los redimidos resplandecerán con la gloria del Padre y la de su Hijo. Los ángeles del cielo, mientras pulsan sus arpas de oro, darán la bienvenida al Rey y a los que constituyen los trofeos de su victoria, los que han sido lavados y emblanquecidos con la sangre del Cordero. Brotará un himno de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo ha vencido. Entra en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, que constituyen el testimonio de que su misión de sufrimiento y abnegación no ha sido en vano.

Vi un gran número de ángeles que traían de la ciudad gloriosas coronas: Una corona para cada santo, con su nombre escrito. A medida que Jesús requería las coronas, los ángeles se las presentaban, y con su propia mano derecha el amante Jesús colocaba las coronas sobre las cabezas de sus santos. De la misma manera los ángeles trajeron las arpas, y Jesús las presentó también a los santos. Los ángeles que dirigían dieron el tono primeramente, y luego toda voz se elevó en alabanza agradecida y feliz, y toda mano se deslizó diestramente sobre las cuerdas de las arpas, arrancando melodiosa música en ricos y perfectos acentos... 

En la ciudad había todo lo que podía alegrar los ojos. Por todas partes vieron abundante gloria. Entonces Jesús miró hacia sus santos redimidos; sus rostros estaban radiantes de gloria; y a medida que fijaba en ellos sus ojos amorosos, dijo, con voz exquisita y musical: “Veo el trabajo de mi alma y estoy satisfecho. Esta abundante gloria es vuestra, para que la gocéis eternamente. Vuestras tristezas han terminado. Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor”... 

Vi entonces a Jesús conduciendo a su pueblo hacia el árbol de la vida... En el árbol de la vida había hermosos frutos, de los cuales los santos podían participar libremente. En la ciudad había un trono muy glorioso, del cual procedía un río puro de agua de la vida, transparente como cristal. A cada lado de ese río estaba el árbol de la vida, y sobre las orillas del río había otros árboles hermosos, cargados de frutos...

El lenguaje humano es completamente inadecuado para intentar una descripción del cielo. Cuando la escena se presenta ante mí, quedo pasmada de asombro. Arrebatada por ese supremo esplendor y esa excelente gloria, dejo la pluma y exclamo: “¡Oh, qué amor! ¡Qué maravilloso amor!” El lenguaje más exaltado no puede describir la gloria del cielo, ni las incomparables profundidades del amor de un Salvador.Preciosas túnicas y coronas gloriosas—Los herederos de Dios han venido de buhardillas, chozas, cárceles, cadalsos, montañas, desiertos, cuevas de la tierra, y de las cavernas del mar. Ya no seguirán siendo débiles, afligidos, dispersos y oprimidos. De aquí en adelante estarán siempre con el Señor. Están ante el trono, más ricamente vestidos que jamás lo fueron los personajes más honrados de la tierra. Están coronados con diademas más gloriosas que las que jamás ciñeron los monarcas de la tierra. Pasaron para siempre los días de sufrimiento y llanto. El Rey de gloria ha secado las lágrimas de todos los semblantes; toda causa de pesar ha sido alejada. Mientras agitan las palmas, dejan oír un canto de alabanza, claro, dulce y armonioso; cada voz se une a la melodía, hasta que el canto inunda las bóvedas del cielo.

Coronas, arpas y ramas de palma—Antes de entrar en la ciudad de Dios, el Salvador confiere a sus discípulos los emblemas de la victoria, y los cubre con las insignias de su dignidad real. Las huestes resplandecientes son dispuestas en forma de un cuadrado hueco en derredor de su Rey, cuya majestuosa estatura sobrepasa en mucho a la de los santos y de los ángeles, y cuyo rostro irradia amor benigno sobre ellos. De un cabo a otro de la innumerable hueste de los redimidos, toda mirada está fija en él, todo ojo contempla la gloria de Aquel cuyo aspecto fue desfigurado “más que el de cualquier hombre, y su forma más que la de los hijos de Adán.

Sobre la cabeza de los vencedores, Jesús coloca con su propia diestra la corona de gloria. Cada cual recibe una corona que lleva su propio “nombre nuevo” (Apocalipsis 2:17), y la inscripción: “Santidad a Jehová”. A todos se les pone en la mano la palma de la victoria y el arpa brillante. Luego que los ángeles que mandan dan la nota, todas las manos tocan con maestría las cuerdas de las arpas, produciendo dulce música en ricos y melodiosos acordes. Dicha indecible estremece todos los corazones, y cada voz se eleva en alabanzas de agradecimiento. “Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a él sea gloria e imperio para siempre jamás”. Apocalipsis 1:5, 6.





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