TEN CUIDADO CON EL EXCESO DE CONFIANZA
“Yo, pues, os
asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi
mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel” (Lucas 22:29-30). Los seguidores de
Jesús debieron haber quedado extasiados al oír esto. Su futuro era totalmente
seguro y el mismo Señor dijo que se dirigían al cielo para gobernar y reinar
con él por toda la eternidad.
Entonces Jesús
habló directamente al apóstol Pedro: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha
pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no
falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. El le dijo: Señor,
dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. Y
él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues
tres veces que me conoces” (Lucas
22:31-34).
Confiado en
exceso, Pedro no tenía idea de lo que estaba a punto de enfrentar. Más tarde,
en el huerto de Getsemaní, en el arresto de Jesús, él cortó impetuosamente la
oreja derecha del siervo del sumo sacerdote (ver Juan 18:10). Este acto de bravuconería tipificó gran parte del
enfoque de la vida de Pedro. Y antes de que terminara la noche, había cumplido
las palabras de Jesús de que negaría tres veces que lo conocía. Y “Pedro,
saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas
22:62).
¡Del éxtasis a
la desolación en un lapso de unas pocas horas debido al exceso de confianza y
la autosuficiencia! A muchos cristianos se les permite llegar a un lugar
cercano a la caída para que el Señor pueda levantarlos y ponerlos en un terreno
más firme. Jesús le había dicho a Pedro: “Me vas a negar, pero vas a ser
restaurado. Después, serás bendecido por lo que has aprendido y tendrás algo
vital que dar a los demás”.
Dios te ama incondicionalmente
y tiene un propósito eterno para ti. A pesar de que puedes pasar por tiempos de
fracaso, Satanás no puede robarte el amor de Cristo. “Por tanto, no desmayamos;
antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante
se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en
nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:16-17).
David Wilkerson