Una tarde más donde la fuerte brisa congelada característica de la región azota con vehemencia y voluntad las gélidas tierras nórdicas. De un tiempo a esta parte, Asgard ha sido bendecida con una bien recibida tranquilidad y paz gracias a las constantes y cálidas plegarias de su Sacerdotisa, Hilda, quien tan incasable como su noble corazón, persiste en sus rezos frente a la gran Estatua de Odín que todo lo rige desde las alturas.

- Padre Odín, bendice por favor estas tierras que tanto han sufrido a causa de las catástrofes -

Susurra lentamente, apretando con anhelo sus manos y cerrando sus ojos para lograr una mayor concentración.

De forma seguida, una segunda presencia se hace presente en el lugar, acercándose lentamente a donde se encuentra Hilda para posándose a un costado de la misma y añadir con voz gentil y frágil:

- Estoy segura que nuestro Padre Odín escuchará tus plegarias, hermana -

A medida que sus rubios cabellos se mueven lentamente hacia los costados observándose una gran bincha protegiendo sus orejas.

- Yo sé que si, hermana, sé que si -

Expone esperanzada, abriendo sus ojos y observando con extrema simpatía la imagen del máximo representante Asgariano.

- Los distintos guerreros ya han comenzado sus entrenamientos, verás que pronto ayudaran con nuestra seguridad y todo mejorará -

Adhiere con motivación, poniendo una mano sobre el hombro de su hermana para exponerle su aprobación y afecto con respecto a la gran responsabilidad que reposa sobre éstos. Sin embargo, su cristalina mirada adquiere un peculiar reflejo, como si ocultase algo… 

- Me he enterado que tuvimos visitas recientemente - se sincera, dejando en clara evidencia su relación con Hagen, quien se encargó del asunto rápidamente - ¿Crees que nuestro pueblo esté bajo amenaza? - finaliza con misterio.

- No te preocupes por eso, Siegfried se encargará de escoltar al visitante hasta aquí para recibir su mensaje, somos un pueblo de paz y es lo que le haré saber al invasor - aclara con absoluta confianza Hilda - ¿hay algo que desees decirme, Flare? - pregunta inmediatamente intuyendo cierta incomodidad de Flare al unísono en que una oleada de frío arriba el lugar de ambas. 

- No, claro que no, hermana - miente, dudosa de la certeza e importancia del dato que trae entre ambos - Dejaré que termines tranquila - exhorta, a medida que vuelve sobre sus pasos y desaparece en las sombras de la noche.

Bosque de los Espíritus...

 - ¿Alberich, estás aquí? Es sumamente importante que hable contigo - anuncia al pie del bosque, el cual responde con diversos sonidos naturales pero ningún movimiento humano - ¿Alberich? - insiste aumentando la intensidad de su voz mientras avanza hacia su interior con determinación pero con precaución al tiempo que pequeños destellos de luces comienzan a invadir todo su entorno y un silbido constante y escalofriante atrapa la escena - ¡¡AH!! - el grito se desvanece en medio del bullicio, dejando como único rastro visible el objeto rosa que acostumbra llevar sobre su dorado cabello, reposando tétricamente sobre intensa nieve.

Continuara…

Tarea: Hagen e Hilda deberán mantener una reunión al respecto y decidir los pasos a seguir con respecto a esta desaparición y a las posibles causas de la misma. Como consecuencia de esta charla, se deberá establecer la acción a tomar por los demás guerreros de Asgard.

¿El pueblo está en peligro o solo se trata de un mal entendido?