Dinamarca, el país famoso por ser la cuna de la leyenda de aquellas hermosas mujeres mitad humana y pez, capaces de encantar a los marinos con su voz, seduciéndolos con su canto y dirigirlos así hacia la dulce muerte en la profundidad de los océanos. Es allí que en el extremo norte del mítico país parece que la leyenda toma forma física, encantadora y seductora, es así como parece la viva imagen de una sirena.

-Tethys… Tethys…- es la ecualizada voz que resuena en la mente de la doncella expandiéndose por todos los rincones de su mente evitándole concentrarse en otro asunto que no fuese la repetición de su palabra, encaminándola así hacia los muelles pesqueros donde de manera inverosímil el azul cielo se ve opacado por una densa y grisácea nubosidad que invoca el rugir de la tormenta y estremecer de los mares como si cobrasen vida propia.

- Tu lealtad me pertenece y tu devoción es solo para nuestro Padre Dios… Sirena de los Mares. Soy el protecto del alma de Poseidón, solo yo decido el destino de aquellos que se adentran en mis dominios… y tu serás la encargada de pregonar su palabra, únete a nuestra Armada…- son las palabras que indudablemente llaman aun más la atención de la rubia fémina que parece haber entrado en un estado de trance caminando lentamente hacia lo que es el borde del muelle que se sacude ante el poder de las aguas.

- Mensajera del mar, invoco tu lealtad hacerse realidad… tu odisea por el mundo ha comenzado… La tierra ha de ser limpiada y la sucia humanidad erradicada, solo así la utopía del mar se extenderá por todos los rincones del mundo, es por ello que has de buscar a los escogidos desde el mito, aquellos que convertirán mi palabra en la ola que limpiara el mundo; Los Generales del Mar. 

Y así sin más la misteriosa voz se pierde en las aguas despejandose el cielo con su partida, dejando a la incertidumbre la veracidad de los hechos pero que parece haber causado un gran impacto en la doncella.