Quien tenga edad suficiente habrá comprobado, si su paladar todavía no está estragado por la frecuentación de la comida basura, que, a lo largo de los años, la fruta ha pasado de pequeña y concentrada a grande y aparente; de carnosa a harinosa, de gustosa a sosa, de aspecto variado a un aspecto uniforme…
Vamos, como las personas conforme la domesticidad se apodera de ellas: de la vida a la rutina, de la rebeldía a la obediencia, de la diversidad al pensamiento único…
¿Quién lo diría?, el pensamiento único afecta también a la fruta.
Quizás sea el momento de hacer algo realmente serio, no sé, quizás, digo yo, por ejemplo, proponer a Belén Esteban para la presidencia del gobierno…
En fin, para dignificar la cosa pública española…