Amamos porque sí, sencillamente
porque sí, sin razón y sin remedio,
como se seca un pozo,
como se empaña a veces un espejo,
como una fecha que cambió de día
o un nombre que olvidamos en un sueño.
Amamos porque sí, sencillamente
y no importa en qué tiempo,
si en un amanecer de primavera
o en un lento crepúsculo de invierno,
pues si el árbol lozano da más flores
son más dulces los frutos de los árboles viejos