Llevo en los huesos tanto amor metido que sólo en carne viva y a bandazos, voy capeando el mar de estos dos brazos entre los que me encuentro sometido.
No, no basta gritar, tomar partido, morir hasta caerse uno a pedazos; hay que hundir a caricias y a zarpazos tu corazón, tu corazón vencido.
Quiero darte la vida que me sobra, y este amor que me arranca de los huesos.