Como el desierto, pena desolada
que abrasa como el sol más despiadado,
yo camino en la arena desangrado
sin encontrar oasis ni cascada.
Cuantas veces me acerqué a tu mirada,
quedándome en tus ojos enredado,
fui pez entre las redes cazado
aún notando tu forma alejada.
No escuchabas y nada fue bastante,
mis besos en tu boca naufragaban
como un bajel sin rumbo en las tinieblas.
Cuanto duele dejar de ser tu amante
mientras ví que otras bocas te besaban
aunque se que con ellos ya no tiemblas.
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