«Las cosas más hermosas que hemos leído se las debemos casi siempre
a un ser querido»
(Daniel Penca)
HOY, VIERNES, 23 de abril, se celebra el Día Internacional del Libro, en conmemoración de que el 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare y el inca Garcilaso de la Vega: extraordinaria coincidencia. Con la celebración de este día en el mundo entero, la Unesco pretende fomentar el amor por la lectura. A mí me pilla releyendo "Madera de héroe", en memoria de Delibes.
Nunca se ha hecho tanto en los colegios como ahora por fomentar la lectura; no creo que exista ningún centro de enseñanza hoy sin biblioteca. Ahora bien, por mucho que hagan los profesores, si no están secundados o apoyados por los padres, el éxito con los alumnos va a ser frustrante para todos. Porque donde de verdad se motiva o ilusiona al niño por leer es en la familia. ¡Cuántos hemos iniciado esta pasión por los libros en las sobrias y añejas bibliotecas de nuestros abuelos! ¡Cuánto podemos contribuir los abuelos a la cultura de nuestros nietos!
Es muy difícil que un niño tenga interés por leer: si no ve leer a sus padres, a sus hermanos o a sus abuelos; si no hay libros, revistas o periódicos en casa; si no se dispone, aunque sea pequeña, de la biblioteca familiar. Y se apaga, de vez en cuando, la televisión, el ordenador, el móvil... se coge un libro, y se pone a leer algo. Y si es algo que cae dentro del gusto y la afición del niño mucho mejor.
¡Más difícil todavía! -como en el circo- es contagiar la afición lectora a esta generación interactiva, que ahora integran nuestros alumnos y nuestros hijos. Los niños de hoy han crecido en un medio donde la información se organiza de una manera totalmente distinta a la utilizada en la escritura convencional: son los primeros que han experimentado o experimentan un acceso no lineal a las fuentes de información. Hemos de ser previsores e ir por delante. De lo contrario, los libros les pueden parecer a ellos tan extraños, como a nosotros los hipertextos.
Como explican los profesores Fernando García Fernández y Xavier Bringué Sola, en su libro "Educar hij@s interactiv@s" (Rialp 2007): "Las anteriores generaciones han utilizado la imagen y los gráficos para acompañar e ilustrar el texto. Para la Generación Interactiva el texto sirve para ilustrar a la imagen: sólo en el caso de que no se comprendiera ésta se acudirá a aquel".
Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras, pero en la actualidad es muy difícil que la palabra sirva para algo si no va acompañada de la imagen correspondiente. Por esta razón, sigo con los profesores García Fernández y Bringué Sola, "hay que cuidar muy bien la selección de las imágenes porque van a causarle un impacto mayor que todo el texto que las acompañe. Además es necesario hacerles críticos frente a la imagen porque puede emplearse con mayor facilidad que el texto para la manipulación".
Si la imagen es lo que más les atrae a esta nueva generación, ¿qué sentido tiene el Día del Libro?, ¿quedará la lectura encerrada, para siempre, en el altillo o en el baúl de los recuerdos? ¿Qué va ocurrir con materias tan decisivas para la formación integral de la persona como la literatura o la filosofía, que requieren una reflexión pausada y profunda?
"Quizá la clave esté en apoyarse en los medios audiovisuales, como el cine o la televisión, para fomentar la lectura. En la actualidad los libros más leídos por los niños son lo que previamente han sido éxitos cinematográficos -las series de Harry Potter, las crónicas de Narnia o el Señor de los Anillos- y los niños nunca han leído tanto como ahora". Se trata, por lo tanto, de encontrar sinergias entre los medios audiovisuales e interactivos y los medios escritos.
En definitiva, los padres y los profesores -los abuelos también- estamos ante un nuevo y apasionante reto, una nueva responsabilidad: educar para el buen uso de estos medios visuales y la forma de hacerlos compatibles con los buenos libros. No se puede perder el placer de la lectura sosegada y apacible, de un relato con intrigas o un bello poema, teniendo como fondo una suave música sinfónica y perdiendo, de vez en cuando, la mirada en la inmensidad y lindura de este mar que nos circunda. ¡A todos muy feliz día!
* Orientador familiar
y profesor emérito del CEOFT
fmgszy@terra.es