Orar por otros
Oro por otros con fe trascendente.
Al reconocer el Cristo en las personas con quienes vivo y trabajo, reconozco, aprecio y alabo su bondad innata. Me doy cuenta de que todos seguimos la luz divina interna lo mejor que podemos, sin importar las apariencias.
Cuando reconozco la presencia crística en cada persona, me libero de la limitación del juicio humano, de la crítica y de la condena. Desisto de pensamientos y actitudes que me impiden amar, comprender y ayudar a las demás personas. No juzgo el progreso espiritual de otra persona ya que sé que Dios guía a cada uno de nosotros por el sendero de nuestro mayor bien. El reconocer el Cristo en toda persona fomenta la perfección divina en cada uno de nosotros.
Y yo, cuando sea levantado de la tierra a todos atraeré a mí mismo.—Juan 12:32