Dulcinea
Yo que participé del alfanje de la mentira,
que amé de linaje a la bartola,
que besé sin ruidos tantos labios,
aún sigo con facha de fiable y Dulcinea.
Meliflua, ondina, astuta
guardé bajo mi falda mi pecados
y en este responso a mis faltas,
sonrío burlesca sin pena alguna.
Fui amada con tantas restricciones
fui vitola de falos ubicuos,
faltos de sospecha y percepción
conformes al placer y a la argucia.
El conocimiento de causa borró los escrúpulos.
No me arrepiento. Me hice fuerte, inmune.
¿Qué puede sufrir un alevoso de su semejante?
Nada absolutamente, nada.