Nuestra mente es como un magneto y, dependiendo de nuestros pensamientos, atraemos a cierto tipo de gente a nuestro mundo. Nuestros pensamientos pueden atraer personas hacia nosotros. Si crees que todo el mundo quiere abusar de ti, encontrarás personas que lo hagan. Y si consideras que la gente es amable, amigable, por alguna razón la mayoría de las veces te toparás con personas así.
La vida es un aprendizaje continuo, y una de las lecciones más importantes son las relaciones humanas. Si no aprendemos, tenemos que repetir el curso. A veces se repite el curso con la misma persona, o a veces con otra. Es fácil caer en la trampa de culpar a los demás. Nadie puede hacerte infeliz sin tu consentimiento. No importa lo que hagan ni lo que digan, tú decides como reaccionar. Si somos honestos con nosotros mismos siempre elegiremos todo en la vida: amistades, trabajo, pareja, pensamientos. Así empezaremos a vivir más plenamente.
Lo que los demás piensen no es asunto tuyo. Los demás nos respetarán en la medida en que nosotros mismos nos respetemos. Para asumir el mando de nuestras vidas y vivir a plenitud, el reto es eliminar la compulsión a recibir aprobación. A fin de cuentas, no se puede más que tener la mente en paz o preocuparse por lo que piensen los demás. Preocuparse por lo que opinen los demás es un hábito difícil de romper, pero no hacerlo puede acarrear resultados trágicos. Frecuentemente, personas sensatas se condenan de por vida a trabajos que detestan por esta razón.
Andrew Mattheus