¿ NOS VAMOS A VIVIR JUNTOS? - HuergaFrailes Amigos

¿Nos vamos a vivir juntos?

No conoces realmente a alguien hasta que no tienes que quitar sus pelos del desagüe. Mudarse a vivir con tu pareja es un paso inevitable en cualquier relación, pero puede resultar más o menos traumático e incluso puede llegar a afectar a vuestra relación negativamente en vez de manera positiva.

A pesar de que vivir juntos conlleve más dificultades de las que puedan entrar en un camión de mudanza, no todo va a ser negativo para vuestra relación. Hacerlo bien puede convertirse en el cimiento sobre el que se sostenga vuestro amor así como una seguridad emocional como nunca imaginaste.

Aquí te ofrecemos una guía con lo que te vas a encontrar después de que los hombres de la mudanza se hayan ido y algunos consejos para poder superar los miedos iniciales.

Los pros…

Más tiempo juntos. Ya no tendrás que cruzar la ciudad con tu bolsa de fin de semana ni tener la sensación de que siempre te olvidas algo.

Amor más profundo y sincero. Solo con el hecho de que te cruces recién levantado por la mañana con tu pareja y te encuentre sexy, eso eleva la relación a un punto que de ninguna otra manera se puede alcanzar, además que te hace empezar el día de mejor humor.

El concepto de compromiso. Estés o no casado, vivir juntos es un enorme paso que simboliza que queréis compartir vuestras vidas juntas.

Siempre en compañía. Nunca desestimes el valor de tener a alguien con quién hablar sobre cualquier cosa y en cualquier momento.

Compartir gastos. Si te mudas con tu pareja después de haber estado viviendo solo te das cuenta de que el dinero cunde más, ya que ahora compartes gastos. Por supuesto, que esta jamás debería ser la razón principal por la que decidís mudaros juntos, pero desde luego que es una buena consecuencia.

Repartir las tareas domésticas. Vamos a ser listos, si a uno de los dos se le da mejor acomodar la habitación y a otro la cocina, la división está hecha. Luego solo toca repartir lo que queda de manera justa.

Vida social más variada. Irónicamente, a pesar de lo que de dice y se oye, la vida social aumenta cuando estáis viviendo juntos. Cada uno invita a sus amigos que a su vez traen a otros y al final tenéis que sincronizar agendas para no colapsar el salón de casa.

Más sexo, al menos los primeros meses así es.

Los contras…

Pérdida de espacio personal. Puede sonar a obviedad, pero es algo que frecuentemente se olvida y acaba desmoronando la relación. A tus compañeros de piso no les importará que te encierres en tu cuarto en busca de tranquilidad y soledad, en cambio, a tu pareja sí.

Problemas de sueño. Por ejemplo, si uno de vosotros ronca, o no para de moverse en la cama o tiene el sueño ligero, quizá sería bueno considerar la idea de dormir en camas separadas o en habitaciones diferentes. La idea de dormir separados puede horrorizar, pero a la larga es la mejor solución, no es el momento de ser idealistas, hay que ser prácticos.

Injustas cargas domésticas. Vivir juntos puede hacer que uno se sienta como la asistenta del hogar bien porque el otro ensucie demasiado o porque no limpie cuando le toca.

Compromisos en casa. A veces puede ser que tu pareja pueda trabajar desde cualquier parte incluso desde casa, así que vivir en el trabajo puede resultar incomodo.

Perder privacidad. Puede ser que estés acostumbrado, hablando mal y pronto, a tirarte pedos y eructos, pero este tipo de cosas no facilitan la convivencia con tu pareja, así que tendrás que replantearte tu comportamiento.

Compartir cosas que antes no compartías. Nadie debe tener el control absoluto del mando a distancia, a partir de ahora, te darás cuenta que pequeños detalles pueden crear grandes tensiones. Lo mismo se aplica al presupuesto, al cuarto de baño, al espacio en la nevera, etc.

Consejos de supervivencia para cohabitar pacíficamente:

Pacta qué queréis. Es una decisión importante así que no seas dramático porque uno gane más que el otro o se implique más o menos emocionalmente. Hay que disfrutar conjuntamente de la decisión.

Sé sincero acerca de las necesidades. Quizá necesites espacio o soledad en casa, lo ideal sería que tu pareja fuera así, pero en caso contrario, al menos que lo entienda y los respete.

Experiencias previas de compartir piso. Irte directamente de casa de tus padres a mudarte con tu pareja parece un poco traumático y no te va a permitir saber cómo eres realmente, así que quizás lo mejor sea que primero compartas con amigos u otras personas, antes de empezar a compartir piso con tu pareja.

Refleja las normas en papel. Si estáis alquilando es mejor que fijéis las condiciones de pago, de las facturas… y si habéis comprado, deberías firmar un acuerdo de qué pasaría en caso de que os separarais, las “cosas claras y el chocolate oscuro”.

No inicies los trámites de mudanza si no estás realmente seguro. Has estado viviendo solo demasiado tiempo y quizá no estés preparado para tener que compartir tu espacio, quizá lo mejor sea que busquéis un sitio nuevo donde empezar vuestra vida juntos, porque en tu apartamento te sentirías invadido.