Carne de begonias frías en ráfagas de febrero, policromada ignorancia, dime: ¿Cómo te venero? ¿Quieres que agarre en mis manos tu ebanístico poliedro y con voz muerta de frío le diga cuanto lo quiero? ¿O deseas verme errante vagar como el gallo negro; clavando en la madrugada mis espolones de acero?
En el mar de maravillas extiendes ya tu cabello, gaviotas y golondrinas lo contemplan desde el cielo. Yo te quisiera poner soberbio anillo en el dedo, pero este, en guías del monte se te ha quedado sujeto. ¡Otra vez llegan las horas que adulteran los recuerdos! ¡Otra vez sube a mi voz lo que repta por el suelo!
En los tallos de marfil de los álamos eternos tamborilean con sus picos los pájaros carpinteros. Y tú no quieres salir para llegar hasta el huerto donde canta la paloma de mi triste sentimiento. Te vas por la niebla fría que flota en mares enfermos; como una flor de tristeza huyendo lejos, muy lejos.
En los pedregales fríos se desplazan los cangrejos apretando en sus tenazas cosas que olvidar no puedo. Y mi día se hace noche, y mi noche se hace infierno, y mi alma experimenta ¡por fin, el dolor perfecto! ...
A/D
Refelxiones...
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