Conste que soy un experto bailarín. En especial de los pasodobles.
Fui a una academia de baile.
En los guateques bailábamos de todo. El twist, la yenka, el rock….Luego llegaban las apreturas con Adamo, Jacques Brel, etc… Pero algo fallaba en mi ritmo.
La solución me la dio mi amigo Juan, uno de los ingenios más espontáneos y luminosos que he conocido.
Me dijo:
- Kimax….te falta academia.
Eran las ocho de la tarde cuando ambos ingresamos en la academia de baile Miky, sita en el Coso Bajo de Zaragoza. Una vez pagado el abono para diez bailes, el sistema era fácil. Sonaba un pasodoble y los alumnos escogían a su profesora. Esta cortaba el cupón correspondiente y se lo guardaba en el escote al tiempo que informaba al aprendiz de las normas de la casa:
-" Tiene que correr el aire entre nuestros cuerpos. No se admiten achuchones ni tocamientos. Al primer abuso serás expulsado del establecimiento....., etc.."
En estas condiciones comprenderéis que era muy complicado aprender a bailar los pasodobles.
Juan tenía una profesora que se llamaba Vanny y que era menos estricta que la mía que se llamaba Sussy.
Yo le decía:
- “Oye, Sussy, Vanny le permite a mi amigo las apreturas.
Pero ella era muy suya y me decía: “Allá cada cual con su conciencia. Si tu me tocas te arreo una leche y llamo a mi novio que es boxeador”.
Situación tremenda y nada agradable para un alumno de altas timideces como yo era.
Pero gracias a esas normas aprendí a bailar el pasodoble como los ángeles. Al séptimo abono, mi ritmo aventajaba con creces al de mi amigo Juan. Sussy era una gran profesora.
Pero como quiera que en la vida hay que demostrar los conocimientos y habilidades; meses más tarde fuimos a un baile en el pueblo de Juan.
No pusieron ni un pasodoble.
Cuando me dirijí al DJ. a quejarme, me dijo:
-” Nos ha dicho Juan que no pongamos ni un pasodoble”.
Turbia añagaza la de mi amigo. Todo por envidia. Sabedor de que mi dominio era superior al suyo convenía con el Dj de su pueblo que los pasodobles no eran ritmos apropiados para esa tarde.
Todavía ahora….tantos años que han pasado, no he conseguido demostrar lo bien que bailo los pasodobles. Un dineral tirado por culpa de un amigo que no puede admitir la mayor agilidad de mis piernas. Agilidad que conseguí gracias a las lecciones de Sussy y a la carrera que tuve que protagonizar para huir de su novio el boxeador, que fue requerido por ella tras un breve tocamiento.