Cambiando el pasado
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Todo lo que percibes, todo lo que ves, oyes, sientes, gustas, palpas y hueles, todo es creado por tu propia mente. El mundo no es como lo percibes.
Nunca podremos saber exactamente como es. Los olores, colores o formas son creaciones de la mente que necesita estructurar de esa manera la realidad para desenvolverse en ella. Los olores, colores, formas, sabores no existen como tales en el mundo objetivo: ¡es tu mente la que los crea de esa manera!
La segunda verdad sobre la realidad es que cada persona la construye de manera distinta porque las sensaciones provenientes de ella engañan fácilmente a los sentidos. Recuerda los numerosos ejemplos de ilusiones ópticas donde se aprecia cuán fácilmente la mente es engañada a percibir algo que objetivamente es falso.
El mundo está lleno de ilusiones y lo que piensas que es real, puede no serlo. Lo que tú ves, no necesariamente es. Incluso, ¡casi nunca es!
Atención. Tu vida anterior, tu infancia por ejemplo, puede ser agradable o desagradable de recordar. Todo depende cómo la percibas. Si centras tu atención en lo agradable y en lo que has aprendido, será un buen recuerdo. Incluso lo que en el pasado fue desagradable, quizás te sirvió para aprender y no cometer errores más graves hoy o en el futuro.
No puedes cambiar los hechos, pero sí tú puedes cambiar la forma como los percibes y dónde centras tu atención.
Veamos como trata este tema Lair Ribeiro. “A menudo oímos frases como ésta: ‘Sé que es perverso porque conozco a este tipo de personas’. ¡Cuidado con esta clase
de pensamiento! Usted puede estar viendo a esa persona en un contexto negativo; una impresión como esa le puede venir de su infancia, inconscientemente. Una persona con bigote quizá le recuerde al vecino que discutió con su padre cuando usted era niño.”
Otra ilusión es pensar que “lo que es, siempre es”. “Oh, conozco a esa persona desde hace veinte años y no puede haber cambiado!” ¡Cuidado con esas afirmaciones! Es preciso dar una oportunidad a las personas y las cosas para que puedan cambiar. Incluso tú puedes ser hoy una persona completamente diferente de la que eras hace cinco o diez años.
Sergio Valdivia