Irradia siempre pensamientos de armonía.
Proyecta amor y bondad desde tu corazón, para
contribuir, a crear la fraternidad universal
que Dios planeó sabiamente.
Esparce por doquier mensajes de sabiduría.
Vive pleno de alegría y envuelve con ella a quienes
te rodean.
Reconoce la categoría humana de todas las personas, y,
antes de exigir tus
derechos, cumple todos tus deberes.
Exalta la verdad con tu veracidad, y con tu conducta justa
proclama la equidad.
¿Eres luz para los que te rodean?
Señor, haz que sea luz...no me importa ser cirio,
lampara, velita pequeña, linterna...pero permite y
ayudame a alumbrar siempre.
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