Cuando veo un inocente
ser feliz, que vive alegremente
y rie a mas no poder,
mi alma alegre se siente
y yo tambien inconsciente
acabo riendo con el.
Pero si escucho un quejido
de algun corazon herido
de dolor, por la maldad,
acabo dando un gemido,
sintiendo lo que ha sufrido
y termino por llorar.
Cuando aparece la alegria o la amargura,
a las dos suelo tratarlas con ternura...
(desconozco autor)