Todo lo que hacemos es para que nos acepten
y nos amen…
Y no pedimos mucho:
no pedimos sacrificios y demostraciones sensacionalistas,
no pedimos bienes materiales
ni luces enceguecedoras .
No pedimos que nos bajen del cielo
una estrella incandescente.
Pedimos solamente unas palabras,
que nos las digan con la voz tibia y clara,
unas palabras de cariño…
Esas que harán crecer un jardín
en este corazón que las espera.
Y pondrán ritmo en estos pasos.
Y música, en el cauce de la sangre.
Esas palabras que nos harán seguir adelante,
que nos darán las fuerzas para soportar
todo lo oscuro
o todo lo triste que pueda venir después.