Camino, no sendero.
El sonido de este rio de sentimientos me trae nuevamente a ti,
hasta esta basta pradera que es mi amor por ti,
me siento muy feliz de seguir este destino que lleva tatuadas tus huellas,
acompañarte por el largo camino de la vida,
compartir tus alegrías,
llevarte entre mis brazos hasta el cielo eterno y
Tejer nuestras alas con amor e ilusión,
perseguir nuestro futuro con fervor y hallar
en el fin del mundo nuestro hogar,
un cálido y acogedor lugar donde nunca nos volveremos a alejar,
donde nuestras miradas contemplen día a
día la grandeza de la suerte que nos guía,
déjame sentir en lo mas profundo de mi ser y por el resto de mi vida,
esto que me es imposible contener y me llena de alegría,
permíteme ser tu eterno dueño y compañero hasta la ultima sonrisa,
permíteme tener tu eterna compañía.
Deja ya de buscar felicidades fuera de estas
puertas que siempre están abiertas,
y hallaras en este ser maltrecho una pregunta sin respuesta,
un silencio lleno de murmullos,
unos labios que saben decirlo todo sin hablar,
una mirada llena de caricias,
unas manos abiertas que te esperan…
que te esperan sin preguntar cuando llegaras.
Aun la noche arrastra mi voz para que tu la oigas,
y este corazón se desase en mil pedazos y se convierte en estas
letras para alcanzarte donde sea,
pertenecer a tus recuerdos y llenarte cada ves,
que a estos sentimientos que se escurren entre versos tu quieras leer,
sentir esto que siento sin mañana ni después,
crear un vinculo que ni el tiempo pudiera detener,
vivir este momento como el primero y el ultimo cada día…
cada día como el primero en tu compañía.
Daniel Felipe Cabrera
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