Deja que la sonrisa adorne tu rostro,
que tu mirada trasluzca esa paz interior.
Llénate de felicidad con lo que haces,
de la manera en que vives:
plena y consciente de que todo está bien,
y lo que no, tiene solución.
Si hay algo que te molesta, simplemente,
déjalo marchar…
y que se disuelva con el viento.
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