No era el amor que le llamara su atencion.Hablaba como un indio del Far- West:
«hombre alto», «boca larga». Era de "color" la noche era más larga, más amarga, más lenta.
Miestras te escuchaba tus cantos Por las villas de las discos, con la «suite» de la vieja dama inglesa,
la viuda o divorciada más allá de los ácidos, por las discos oscuro de alcohol enfermos y sustancias tóxicas.
Era de entraba fiel, ruidoso, un grueso calabrote de plata por el cuello...
Sobre muebles de Herráis o lacas chinas, biombo bermellón de zancudas doradas,
o en raída moqueta o taquillones iba dejando las botas deportivas, los calcetines blancos,
el pequeño taparrabos celeste, la camiseta como cutre de un pecho sin defensa.
Era portador de alegría, tal un dios creyó "ser" de tobillos alados que bajara a los orcos humanos
ahuyentaba la lágrima, la carta, los somníferos, la desesperación.
Y sin prestar atención una noche quizás alguien escucho de su lívida lengua........................
«Quisiera haberme muerto».
Alberto