Pero te llamo yo, ¡dulce amor mío!
como si fueras tú mortal viviente,
cuando sólo eres luz, eres ambiente,
eres aroma, eres vapor del río.
Eres la sombra de la nube errante,
eres el son del árbol que se mueve,
y aunque a adorarte el corazón se atreve,
tú solo en la ilusión eres mi amante.
A/D