Mi corazón, temblando, con latidos me dice: -¿Por qué, por qué me entregas al primero que pasa Y dejas que una mano ciega me martirice, O me suelte lo mismo que si fuera una brasa?
¿Cómo no ves que nadie quiere llevar mi peso, Que nadie retribuye mi impávido cariño? Me destrozan mis alas amorosas, y en eso Soy semejante a un pájaro que está en manos de un niño.
¡Si supieras!... Hay seres que me dan contra el suelo, Hay otros que me hielan, y otros se divierten. Como soy tan confiado, causo mucho recelo; Quienes mejor me tratan son los que no me advierten.
¿No sabes que padezco? ¿No sufres mi tristeza Desesperante y larga? ¡Si ya no puedo más!.. Aumenta mi infortunio, con mi delicadeza. ¿Por qué me das a todos, por qué, por qué me das?
Siento en mí, cual gotera, su honda palpitación; Sus latidos son lágrimas que casi no contengo; Y le digo muy bajo: -Corazón, corazón, Yo te doy porque tú eres lo más bello que tengo.
sas
PEDRO Obligado
o |