Te soñé en cada noche silenciosa
te llama con cada lágrima vertida
te esperé cada momento, cada hora, cada día
y con el tiempo, pensé que jamás te encontraría.
Entonces dije en agonía
pondré muros y cerrojos a mi vida
para no vivir de sueños imposibles
y en soledad y tristeza, mi alma fue prendida.
Aprendí a querer más no a amar
aprendí a reír, por no llorar
me entregué al trabajo y al cansancio
para no tener más tiempo de soñar.
Dejé entonces de escribir,
y mis canciones comenzaron a morir
mis poemas ya no dieron su canción
y poco a poco se apagó la voz del corazón.
Más hoy en el ocaso de mi vida
apareciste como brisa de verano,
y con tu ternura, inocencia y tu calor
me llenaste de vida y de color...
Y hoy me descubro volviendo a soñar
y mis canciones comenzaron a cantar
mis poemas vuelan libres de emoción
porque tú lograste entrar al corazón.
Te soñé y estás aquí
te esperé y por fin, hoy has llegado
y aunque quizás tarde sea para mí,
agradezco al cielo este regalo.
Te quiero, amiga mía
te quiero con toda el alma
pues sin saberlo tú, princesa mía
tu presencia es para mí, un sueño realizado.
Desconozco el autor
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