A vos que con tus alas de volar bajito una noche hasta nunca volaste y con media tiza por lanza padeciste de gigantes el desguace.
A vos que remolinos de pesadilla las aspas a tus sueños le arrancaron y el fuego adentrado en noches de tu mirada se fue adueñando.
A vos calcinado hombre hoguera por muros sin hiladas limitado yendo de ascuas a cenizas cual fénix de vientre en llamas ayer gorrión tinta bajo el ala y muñeca fulgor del andar ajeno con tu sino de salida cantado comulgando en altares de estaño y ajenjo.
A vos sembrador de luchas y errores con tu flama de bronca en las sienes atizando en el corazón silencios en noches de brazas sin reintegro.
A vos misterioso hombre sin abrir abriendo la vida a derrotas y alcohol derrotado quizá pero no muerto y muriendo en cada intento por seguir.
A vos y tus diantres embotellados libertos en preces de 50 centilitros al secano de la corta batalla ganada y al cieno donde tantas te hundieron a tu abstinencia en flashes parida: la lechuza atada al cucú sin cordura en el dock donde Caronte no atracaba pues es muerte la locura mas respira.
A vos cesado de la maratón faltando un tercio con tu número de cemento en el revés a vos llegue de estas tripas fuego de tus fuegos esta falta ardiente de entibiarte la vejez.
Ernesto Ramírez
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