LOS OTROS
Las riendas de mi vida las sujetan tus manos,
y aunque impacientes piafan mis potros
mis instintos,
con tus débiles músculos los sometes.
Son vanos mis intentos de fuga,
oyendo los lejanos
relinchos de otros potros,
que entre los laberintos galopan
y que arrastran la crin por los pantanos...
Pero no olvides nunca
que mis potros salvajes
esperan un instante,
que acechan un descuido...
Yo te he dado sus riendas,
leves como celajes...
Quizás con ellos puedas como yo no he podido...
¡Sujeta bien las riendas!...
Mide por su impaciencia
la libertad que ansían...
Yo sufriré el castigo
que merezca un instante tuyo de indiferencia...
¡Ah, y no olvides tampoco que ellos,
en la violencia de la arrancada,
pueden arrastrarte consigo!...
Jose a.Buesa