¡Mientras duermes!
El hada del bosque mira como la castidad de la rosa
fecunda la flor púrpura, al abismo de tu boca.
El germen brota a la luz de un rayo tenue.
Por tus cálidos picos, los vientos suspiran brisas
al contarle al viento del desierto,
que la inmensa aurora abre en la cima de tus osadas curvas.
¡Oh, sacros montes!
Donde el crepúsculo violeta agita el azul de ultramar.
La mar esboza una sonrisa y el espejo de océano dibuja tus ojos.
¡Mientras duermes!
El eco transparente en tu voz resuena,
el sonido en pentagrama lee notas de tu pupila y
anuncia música, en sinfonía de escarlata.
De los ardientes cerros al canto del agua profunda,
el trópico de tus cejas dirige la orquesta de ángeles,
en el arpa nocturna que despierta al alba.
Al oscuro espacio del velo de la noche,
por la mudez de tu boca cantan tus ojos la obertura
inconclusa de la estrella.
Vientos, piedras y ríos
dicen que hablabas mientras dormías.
Tu voz me revela el secreto de la belleza,
ciego me encandilo a tu mirada de entrega.
¡Tú tienes para mí, la voz de tus ojos!
¡Yo, para ti, la llama ardiente que los enciende!
¡Mientras duermes!
Te adueñas de mi contemplación de gitano errante,
el ancla de mi vida paria fondea en tus ojos.
¡Ojos que me hablan, aun cuando se cierran!
Desconozco el autor