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Para todos fue una real sorpresa
de que una joven Sor fuera presa,
el nombre de la Sor era Teodolinda
que de paso era bella y muy linda.
Como era linda usó sus atributos
para así robarse hasta los tributos,
hasta que un día fue sorprendida
y por la policía ella fue prendida.
Era de un lejano pueblo del interior
donde a veces no usan ropa interior,
allí las religiosas son como diosas,
pero hay algunas que son odiosas.
La historia pues es de Teodolinda
y donde ella pensó en hacerla linda,
creyó que ahí nadie se daría cuenta
porque allí apenas sacan la cuenta.
Resulta que ella de día era una Sor
y de noche, era ave rapiña de Azor,
cuando ella cometía algunos robos
se los ocultaba bajo los algarrobos.
Aparentemente tenía dos vidas,
pero era una de las más sabidas,
también era una de las más vivas
y la gente todavía le hacía vivas.
Es que nadie sabía de su pasado
y de todo lo que ella había pasado,
ella era de una familia de mala laya
y su nombre era Teodolinda Celaya.
De muy jovencita ella iba a las iglesias
e iba con su amiga apellidada Iglesias,
muy rápido le gustó todo ese ambiente
y ahí ella entraría, así su padre reviente.
Empezó a frecuentar los Oratorios
y allí comenzó a robar los lavatorios,
de a pocos se adentró en ese mundo
y conoció a un Cura llamado Edmundo.
Al pasar los años por fin se hizo Sor
porque el Cura Edmundo fue su asesor,
él siempre la ayudó hasta conseguirlo,
pero después ella ya no quiso seguirlo.
Y como ya era Sor quiso ser Sor Teo
y se molestaba si la llamaban sorteo,
dijo, como Teodolinda era muy largo
mejor me llaman Teo, o si no me largo.
Entonces empezó con su nueva vida
y aún no sabían que era una sabida,
y quiso ocultarlo por todos los medios
y así empezó robándose los remedios.
Luego un día que el Cura hacía Misa
entró a su cuarto y le robó su camisa,
después siguió con los robos menores
pero nunca chocaba con los menores.
Solamente le robaba a la gente adulta
según decía ella, "la gente no indulta",
pero en el fondo era muy buena gente
sobre todo con toda la gente indigente.
Como ya no estaba el Cura Edmundo
fue a ver a la gente del bajo mundo,
quería ver cómo la gente se droga
para después entrar a vender droga.
Y por ahí alguien le regaló una iguana
entonces pensó en vender marihuana,
así fue que inició su negocio cochino
donde las drogas se las daba un chino.
Y todo el negocio lo hizo por lo bajo
y hacerlo no le daba mucho trabajo
hacía todas sus labores en paralelo,
que de sólo oírlo uno se queda lelo.
Ella no descuidó sus Buenaventuras
y le entraba a todo tipo de aventuras,
también rezaba y se golpeaba el pecho
y todo lo que hacía se lo tomaba a pecho.
Cuando vendía ella era muy capaz
y al cobrar parecía un ave rapaz,
se portaba como una avezada innata
y no hizo nunca una larga caminata.
Un día fue a visitar a las presas
y la droga la ocultó en compresas,
allí su negocio lo hacía en los baños
y las presas la seguían como rebaños.
El negocio marchaba a los 4 vientos
es que lo hacía sin hacer aspavientos
a Teo todo le iba a las mil maravillas,
que pensó algún día comprarse villas.
Pero el destino le deparó una sorpresa
ya que nunca se imaginó en caer presa
o sea fue una fácil presa de su destino,
pero lo real es que le faltó mucho tino.
Porque un día se le acabó la fortuna
justo cuando ella se comía una tuna,
la pillaron con las manos en la masa
y quien la pilló fue la Madre Tomasa.
Estaba vendiéndole a un Sacerdote
el cual sí se portó como un cerdote,
le había llevado dos pacos de hierba
y dijo: "si sólo es té para que lo hierva".
De pronto ella fue llevada ante el Cura
y el Cura le dijo: "Tú ya no tienes cura",
te haré una denuncia y así te irás presa
y la policía vendrá y serás una Sor presa.
Y eso a todos los agarró de sorpresa
que a la Sor Teo se la llevarán presa,
quien hizo de la droga una empresa
y que al final sólo fue, una Sor presa.
Espero que tenga aceptación La Sor Presa.
Desconozco autor
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