Recuerdo cuándo era pequeña mamá siempre me decía:
-“¿por qué gritas tanto cuándo te enojas? Nos tienes tan cerca que sí hablas despacio igual te escuchamos
¿por qué intentas golpear a tus hermanos, es que no lo amas?”.
Extendía sus brazos para abrazarme al tiempo que explicaba:
“Cuándo pase el tiempo te darás cuenta que no todo en la vida se resuelve gritando y menos con golpes. Solo complicarás la situación.
¿Sabes? El día que te enamores, hablarás muy despacito, casi al oído del ser amado, por qué entre sus corazones existirá poca distancia
y estarán unidos por dos únicas razones; el amor y respeto. Las palabras y aptitudes que tú emplees servirán para que ese sentimiento
crezca cada día más. Así pasará con tus amigos, compañeros de colegio etcétera, hablando siempre te entenderán mejor.
Habrá momentos en los que las palabras no sean necesarias pues una sola mirada expresará todo lo que sientes.
Cuando te enfades no grites, eso sólo creará una barrera y la distancia cada día será más grande.
Ten presente que no siempre estaremos contigo, ni tampoco el ser amado. Llegará un día en que la
distancia sea tan grande o tal vez el camino no tenga regreso”.
Mientras recordaba las palabras de mi madre, pensaba ¿Por qué ella siempre tiene la razón?.