Juan necesitaba comprar otra casa, pues ya la suya se estaba deteriorando y pagar la reparación equivalía casi a comprar otra casa. Así que optó por comprarse otra.
Le gustaba el ambiente de campo así que fue a un pueblo para ver las casas y una de ellas le llamó la atención, además tenía el aviso "Se vende", así que fue a preguntar.
Tocó el timbre y atendió un tipo con aspecto de desquiciado, el aliento le apestaba a licor y parecía muy nervioso.
-Buenas tardes, señor-.
-¿Qué desea?-.
-Bueno, estaba pasando por aquí porque su casa llamó mi atención, ¿podría mostrármela, ni no es mucha molestia?-.
El hombre vaciló un poco, parecía estar escondiendo algo. Al final se decidió y lo dejó pasar.
Recorrieron toda la casa, menos el sótano.
-Bien, creo que hemos terminado, ¿le ha gustado?-.
-Bueno, me gusta la sala y los cuartos pero aún no me ha mostrado el sótano-.
El hombre abrió los ojos como si lo hubieran acusado de algo.
-No es necesario-.
-¿Por qué no?
-Es que... bueno... no tiene nada, no sé para qué querría verlo-.
-De acuerdo, no hay problema. Pero dígame, ¿cuál es el precio?
-Con cinco mil está bien-.
-¿Qué, cinco mil? ¿Pero por qué tan barata?, normalmente una casa semejante tamaño rondaría los doscientos cincuenta mil.
-Es que, bueno, es una herencia y antes de morir, mi padre me dijo que si no tenía hijos que fuera amable y la vendiera por cinco mil-.
-Vaya, su padre ha de haber sido un buen hombre-.
-Sí, supongo-.
Acordaron todo y a la mañana siguiente Juan se convirtió en el nuevo dueño de la casa.
Cuando se despidió del hombre parecía que este quería irse lo más pronto posible, y así fue, se largó.
Juan entró a la casa y lo primero que hizo fue revisar la nevera. El hombre estuvo tan apresurado que se olvido de recoger sus pertenencias. A Juan le extrañó un poco eso pero no le dio importancia.
Ya a las nueve de la noche se fue a dormir y apagó todas las luces, subió las escaleras y cuando entró al cuarto oyó unos gritos, unos gritos desgarradores, como si estuvieran torturando a alguien.
Bajó hasta la cocina y se percató de que los gritos provenían del sótano. Tomó la linterna ya que la luz del sótano no funcionaba y su pistola y con mucho valor abrió la puerta del sótano, los gritos cesaron, bajó las escaleras y apuntando hacia todos lados escudriñó las paredes.
Se asustó mucho al percatarse de que las paredes tenían sangre y estaban desgarradas. Salió rápidamente del sótano y llamó a la policía, pero el teléfono estaba cortado.
Subió rápidamente a su cuarto y cogió el teléfono pero se percató de que alguien le había quitado la batería.
-Estoy metido en un follón de narices-. Pensó.
Prendió la luz y revisó si "esa cosa" estaba en su cuarto, y cerró la puerta con llave.
Se quedó toda la madrugada despierto pues el nerviosismo no lo dejaba dormir y además debía estar alerta por si se aparecía "esa cosa".
Empezó a escudriñar su cuarto para revisar si había algo para defenderse, pues aunque tenía la pistola sólo tenía dos balas y no creería que eso le serviría de mucha ayuda.
Cuando revisó el armario se percató de que habían unos periódicos, pensó que seguramente eran del anterior dueño de la casa, los revisó mientras se le pasaba el nerviosismo y se asombró al ver que la fecha en que fueron impresos fue en 1980, hace 30 años. Pero eso no fue lo que lo dejó boquiabierto sino la portada, la primera plana contaba que en esa misma casa habían ocurrido unos horribles asesinatos, un hombre había asesinado a una niña y a su madre.
Se encontró la sangre y la escena del crimen, pero no los cuerpos.
Además había una foto de la pared que él había visto, pero no entendió cómo es que la sangre estuviera fresca si pasaron ya 30 años.
-Con razón el tipo no quería mostrarme el sótano, y me vendió la casa tan barata era por eso. Mierda, me he metido en un gran problema-. Pensó.
Tenía mucho sueño así que como sabía que tenía la pistola en la mano, tal vez no pasara nada. Se quedó dormido. Tuvo un sueño en el que la madre y la hija difuntas le decían que se fuera inmediatamente de la casa.
Se despertó, maldijo hacia sí mismo por haber quedado dormido y escudriñó la habitación, parecía que todo estaba tranquilo, ya era de día y se dispuso a levantarse del rincón donde se había tirado a dormir,
Tenía mucho menos miedo al saber que ya era de día, así escudriñó la cocina apuntando con su arma.
Bajó al sótano con la linterna esta vez bien armando de valor, mientras caminaba se tropezó con algo que parecía una manija, la abrió y casi le dio un infarto al percatarse de que dentro del escondrijo había un ataúd.
Se levantó y la curiosidad le ganó, parecía saber qué había dentro de ese ataúd, lo abrió y se percato de que había un esqueleto pequeño y uno grande, sabía que eran las difuntas.
Se asustó mucho y salió corriendo para contarle a la policía, pero justo cuando llego al último escalón vio una sombra y un destello. Quedó inconsciente.
Mientras estaba inconsciente, soño que las difuntas le decían: "Te lo dijimos"
"Ya estás perdido".
Cuando despertó, vio que todo estaba muy oscuro, pensó que se había quedado ciego, pero no fue así, fue mucho pero. Empezó a tocar lo que parecía una pared, estaba encerrado.
Estaba encerrado y no podía ver nada, "estoy en un ataúd" pensó.
-¡Estoy dentro de un ataúd!-.
-¡Carajo, sáquenme de esta mierda, sáquenme-.
El oxígeno se estaba agotando, y el seguía gritando, hasta que por fin se acabó el oxígeno se fue quedando dormido
, en un sueño del cual nunca despertaría.
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