Veamos la primera pregunta:
¿En dónde se encuentran las herramientas y nutrientes necesarios para cultivar adecuadamente en nuestro jardín del alma la semilla de la fe espiritual que Dios depositó en la mente del hombre
Es indiscutible que existen en el ambiente que nos rodea y que nos envuelve por completo, diversas energías de las cuales conocemos su origen y su función como la electricidad, las ondas sonoras, magnéticas, etc.
También sabemos que hay otras energías, fuerzas o poderes como la clarividencia (ver lo que otros por más que quieran no verán), y la clariaudiencia (oír lo que otros por más que quieran no oirán), y aunque creemos que existen por la Palabra de Dios, desconocemos cómo o por qué funcionan a ciencia cierta.
También sabemos que todos tenemos podemos llegar a tener poderes mentales o energías que pueden obrar verdaderos milagros en uno mismo o en otras personas restaurando o sanando dolencias o enfermedades restituyendo la salud física y mental.
Otras veces se han presentado soluciones a determinados problemas de cualquier tipo que nos habían robado la paz y la tranquilidad, en formas que podríamos llamar milagrosas.
Todo lo anterior nos está haciendo saber que no estamos de ninguna manera solos en este mundo, más sin embargo, muchas veces estas bellas experiencias fuera de lo común que algunos han experimentado, normalmente el hombre las ha atribuido, según sus tradiciones o su religión, a varias deidades espirituales, mismas que acomoda a su muy particular forma de creer en estas maravillas, ejerciendo sobre sus semejantes cierta fascinación que los anima a pensar como él piensa y a creer como él cree.
Pero todo esto no es más que el acomodo de los valores espirituales a nuestros valores naturales; más sin embargo, esto es algo que Dios permite para abrir un pequeño acceso a la puerta espiritual por donde se pueden recibir ciertas energías, fuerzas o poderes que no alcanzamos a entender la inmensa mayoría de los seres humanos, pero que de alguna manera sabemos que existen porque por ellas gozamos actualmente de todos los adelantos en todas las áreas de la tecnología, ciencia, artes, medicina, deportes, etc. y de los que gradualmente iremos disfrutando, sin ocultar o dejar a un lado, que los mismos descubrimientos que deberían ser aplicados para beneficio y comodidad del hombre, han causado tristeza, miseria y sufrimiento a millones de seres humanos, ya que las personas que se han adueñado de esos conocimientos que adquirieron seres humanos excepcionales que se introdujeron en ese mundo espiritual del conocimiento total, aún sin ellos estar conscientes de eso, los han usado, y los siguen usando en las formas tradicionales del hombre, porque esas personas viven sumidas casi por completo en este mundo material que corrompe la mente y el cuerpo, limitándolos al verdadero conocimiento de los valores espirituales positivos, valores desconocidos en gran manera por la mayoría de la humanidad que hace que le demos gusto al cuerpo en todo lo físico y material, es decir, riquezas, status social, posesiones materiales, vicios, reconocimientos, etc., y todo lo que nos ofrece esta ignorancia tradicional de los auténticos valores espirituales positivos, sin importar demasiado a quién se perjudique de cualquier forma y manera para alcanzar esos objetivos tradicionales y materiales.
Por eso es necesario contrarrestar esas situaciones inadecuadas de nuestro comportamiento, conociendo uno mismo en dónde se encuentran esas herramientas o conocimientos para poder aplicarlos en la forma correcta para ser librados de la cruel ignorancia ancestral con respecto a nuestro espíritu.