Cuando estoy sola en mi cuarto busco tu mirada, tu persona y no estas ahí...
Mis manos han tocado la nada, mis labios han besado la oscuridad, creyendo que te besaba a ti y por más que me ilusionaba, tú no estabas ahí...
Te necesito aquí, hoy que han pasado tantos días sin tocar tu piel, sin sentir tus dulces besos... Es increíble... pero has llegado a manejar mis sensaciones y sentimientos a tu antojo.
Quizás porque me dejé primero llevar por el juego de palabras, luego me dejé llevar por el juego de caricias verdaderas...
Ahora dejo que la vida me lleve en este juego hacia ti.
Por ahora en silencio me basta con quererte, estar contigo en mi pensamiento y colorear esta ciudad con tus pasos, con tus palabras a medio terminar, total Santiago ya tiene un rostro
(el tuyo), un nombre (el tuyo), el recuerdo de una parcela, de un deseo reflejado en una mesa.
Desconozco autor