Recordemos que este no es un curso de religión, sino mas bien una introducción al conocimiento de nuestra consciencia espiritual, por lo que debemos tener un fundamento verdadero según las Sagradas Escrituras para ser interesados, y luego convencidos para convertirnos en fieles discípulos de Jesús a través de la reflexión y meditación en su Palabra contenida en el Nuevo Testamento.
Todo lo que sucedió desde Adán y Eva hasta antes de la llegada de Jesucristo a este mundo, relatado en el Antiguo Testamento, nos da un enfoque de como manejaba y disponía Dios las cosas, y de como los hombres, incluyendo a Reyes y Profetas siguieron viviendo en la mentira que el Tentador había introducido en la voluntad del hombre a través de su libre albedrío, y que Dios en su infinita Misericordia y Sabiduría, lo tomaba como parte de la enseñanza para alcanzar el conocimiento de lo que ya estaba anunciado, la llegada del Mesías, del Cristo... de Jesús.
Con la llegada de Jesucristo a nuestras vidas, Dios nos proporciona la enseñanza definitiva para adquirir el conocimiento preciso y necesario para conocer, entender, alcanzar y seguir El camino a la verdad y a la vida que nos revelará el motivo fundamental de nuestra existencia en su orden y en su propósito en una forma paciente y amorosa , ya que Jesús llamado El Cristo, nos ofrece la información total y completa para que todos los seres humanos alcancemos ese conocimiento a través del amor manifiesto de su Palabra contenida en el Nuevo Testamento.
Hagamos unas serias reflexiones sobre el particular para ir asimilando poco a poco lo que más adelante veremos, pues Dios en su infinita sabiduría y misericordia, sabe que el hombre en su condición tradicional, material y materialista, jamás podría por si solo alcanzar el nivel de conocimiento apropiado para ser restaurado en el Reino de Dios.
Reflexionemos en este ejemplo: Un Arquitecto, quién después de proyectar y ordenar en forma adecuada una construcción de acuerdo a la función que esa obra vaya a desempeñar, no espera que los obreros entiendan la forma en que está proyectada esa construcción en los planos porque no tienen la preparación profesional para hacerlo, y por lo mismo no pueden estar a su nivel de conocimientos, por lo que se hace necesario que él baje al nivel de sus obreros a través de otro arquitecto para que se encargue de ejecutar la obra, ya que éste nuevo personaje sabe leer e interpretar fielmente todas y cada una de las indicaciones plasmadas en los planos de esa construcción porque éste entiende perfectamente lo que el Arquitecto Director ordenó, por eso, el Arquitecto Ejecutor de la obra, tiene que instruir a su vez a sus maestros de obras para que los obreros sigan las indicaciones ordenadas y los obreros puedan hacer todo su trabajo en la forma en que el Arquitecto Director proyectó y planificó su obra.
Dios mismo bajó al nivel del hombre a través de su hijo Jesucristo, quien a su vez preparó a sus discípulos para que el hombre supiera, entendiera y comprendiera la forma en que El quiere que se hagan y sean las cosas respecto a su obra espiritual sin dar lugar a confusiones, pero el hombre religioso, como un maestro de obra desobediente acostumbrado a hacer su propia voluntad, ignora las instrucciones de sus autoridades y empieza a hacer modificaciones a las órdenes que recibió, porque le parece que esas órdenes que le dieron necesitan ciertos ajustes según su propio criterio, y entonces las hace como él decide que están bien y no como lo ordenó el arquitecto ejecutor según las indicaciones que recibió del Arquitecto principal, involucrando en ello, a los obreros ignorantes de las verdaderas instrucciones.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
Juan: 3: 16