Para reafirmarlo Jesús nos dice:
“Al que me reconozca delante de los hombres, Yo lo reconoceré delante de mi Padre que está en los cielos. Y al que me niegue delante de los hombres, Yo lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos”
Mateo. 10:32-33
Que palabras tan fuertes y tan directas las que acabamos de leer y escuchar, palabras dichas con autoridad, y si como hombres en este mundo material pensamos así, como será en el plano espiritual del Poder positivo de Dios. Por lo que si usted , creyente de Jesús de cualquier denominación, no ha sido movido a reflexionar en la invitación que aquí se hace para leer, estudiar, reflexionar y meditar en la Palabra de Jesús para aceptar con verdadera fidelidad su enseñanza y realizarse en el orden y propósito de Dios, y ha decidido no hacerlo, es porque no anhela cambiar su condición tradicional y materialista por su condición espiritual que lo haría acercarse e introducirse por amor al Reino de Dios en este mundo, y no por obligaciones impuestas de tiempos que ya pasaron.
Por lo que si por algún motivo usted desea continuar hasta el final de esta invitación y se ha convencido de que la bondad y misericordia de Dios lo quiere llevar a su conversión auténtica en Cristo Jesús, Gloria a Dios, pero si no es así, sépase que es su voluntad, la de usted, quien a través de su libre albedrío y sus conocimientos humanos son los responsables de ser o no ser acreedor a la sentencia que Dios, a través de Jesucristo su Hijo hace a los de corazón duro. Y quienes por alguna razón física, material o religiosa, no guardan fidelidad a su Palabra en el tiempo establecido por Dios, seguirán viviendo en la oscura ignorancia de la voluntad de Dios, porque estarán negando, aunque muchos cristianos no lo crean así, que Jesucristo es Nuestro Señor y Salvador Personal y Suficiente, el único y verdadero Hijo Unigénito de Dios que resucitó de entre los muertos para enseñarnos a compartir su muerte en la carne y su resurrección en el espíritu, es decir: crucificar nuestra condición material y tradicionalista, para renacer a nuestra condición espiritual en imagen y semejanza con Dios. Medítelo profundamente.
Esta parte contiene reflexiones muy importantes para interesarlo en la invitación que se le ha hecho reiteradamente, ya que en ella se encuentra el resumen y la esencia de la misma que nos podrían encaminar más directamente a comprender ( abarcar ) cada vez más, que para conocer de nuestro ser humano espiritual a través de la reflexión y meditación profunda del Nuevo Testamento, deberemos ubicarnos en nuestra consciencia espiritual para poder vivir nuestra vida en este mundo material, en el verdadero orden y propósito de Dios, que nos conducirá a vivir sin carencias de nada y en abundancia de todo y vivir en paz y armonía con Dios y con nuestros semejantes.
Es pues la fe: La certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
(Hebreos 11,1) SBU Reina Valera 1960.
La fe es la manera de obtener lo que esperamos, el medio para conocer lo que no vemos.
(Hebreos 11:1,) Biblia Latinoamericana.
Sin fe es imposible agradarle a Dios, pues uno no se acerca a El, sin antes creer que existe y que recompensa a los que le buscan.
(Hebreos 11:6,) Biblia Latinoamericana.
Después de conocer todo lo anterior y deseando y pidiéndole a Dios en el Nombre de Jesús en la unidad del Espíritu Santo que sean entendidas y comprendidas a profundidad las palabras anteriores para conocer de la fe; sigamos adelante.