La perfecta comunión del hombre creyente de Jesús con Dios, es hacer su voluntad a través de la obediencia a las enseñanzas de Jesucristo Nuestro Señor contenidas en el Nuevo Testamento.
Al invocar el Nombre de Jesucristo, verdadero hombre e Hijo Unigénito de Dios y el único camino para llegar a él, su Espíritu resucitado cautiva a nuestro espíritu, lo cual hace que hagamos contacto con el Espíritu Santo de Dios y se encienda la Luz de Jesús que iluminará nuestra alma y abra la mente de nuestro ser humano para rendirse a la voluntad de Dios, para recibir, por medio de la Mente de su Sabiduría Eterna y a través de Jesús, los Dones y el Fruto Espiritual que nos tiene preparados desde el principio.
Demos gracias a Dios en el Nombre de Jesús en la unidad del Espíritu Santo, por haber sido participados de la invitación para leer, estudiar, reflexionar y meditar profundamente la Palabra de Dios, a través de Jesucristo e inscrita en el Nuevo Testamento.
José Luis Hernández Cuéllar.