MATEO CAP. 8
Mateo cap. 8: v 1 al v 4
Cuando Jesús bajó del monte, lo siguió mucha gente.
Un leproso vino a arrodillarse delante de él y le dijo: Señor, si quieres, tu puedes limpiarme. Jesús alargó la mano, lo tocó y le dijo: Lo quiero, queda limpio. Su lepra desapareció inmediatamente.
Jesús le dijo en seguida: No lo digas a nadie, sino ve a mostrarte al sacerdote y presenta la ofrenda ordenada por la Ley de Moisés; así comprobarán lo sucedido.
ENSAYO:
Lo que acabamos de leer, referente a que Jesús envió a la persona que recibió la sanación a presentar la ofrenda ordenada por la Ley de Moisés, fue porque aún él, tenía que respetar y cumplir con toda ella para cumplir debidamente la encomienda que el Padre le asignó, y que culminaría cuando, después de que anunciara la alianza Nueva y Eterna de Dios con los hombres, fuera confirmada a través de su sacrificio en la cruz y su resurrección de entre los muertos, para que todo aquel que creyera en él y en su enseñanza, fuera salvo y tuviera vida en abundancia y después la vida eterna, es decir: que fuera librado de cumplir con la Ley impositiva de Moisés que obliga y por lo tanto castiga a quien no cumple con ella, para que así, entrara de lleno a los tiempos de la gracia del perdón de Dios, perdón que recibirá todo aquel se arrepienta todos los días de sus faltas a la Ley y a sus semejantes en el Nombre de Jesús, hasta que sea capaz, en el tiempo concedido, de cumplir en la voluntad de Dios, es decir: cumplir con sus mandatos por amor a Jesús guardando y enseñando a cumplir su enseñanza como la voluntad de Dios, absteniéndose de cumplir la voluntad de hombre como si ésta fuera la voluntad de Dios.
Mateo cap. 8: v 5 al v 13
Jesús entró en Cafarnaún. Se le presentó un capitán que le suplicaba, diciendo: Señor, mi muchacho está en cama, totalmente paralizado, y sufre terriblemente. Jesús le dijo: Yo iré a sanarlo.
Contestó el capitán: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Di una palabra solamente y mi sirviente sanará. Yo mismo, aunque soy un subalterno tengo autoridad sobre mis soldados; le digo a uno: Marcha, y marcha; y a otro: Ven, y viene; y a mi sirviente: Haz esto, y lo hace.
Jesús se maravilló al oírlo y dijo a los que lo seguían: En verdad no he encontrado fe tan grande en el pueblo de Israel, y les aseguro que vendrán muchos de oriente y del occidente y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos. En cambio, los que debían entrar al Reino serán echados fuera, a las tinieblas, donde hay llanto y desesperación.
En seguida dijo Jesús al capitán: Puedes irte, y que te suceda como creíste. Y en aquella hora el muchacho quedó sano.
ENSAYO:
Cuando sintamos la presencia de Jesús en nosotros, aumentará nuestra fe, y a pesar de sentirnos indignos de que él entre en nosotros, deberemos pedirle que sane nuestra mente para entender un poco más su enseñanza, ya que si nosotros tenemos la autoridad que el libre albedrío otorga, él, con tan sólo una palabra, hará que nuestra mente se una a la voluntad de Dios, y nosotros que somos de los últimos, seremos los primeros en entrar en su Reino, y todos aquellos que en lugar de unir su mente a la voluntad de Dios se sujetaron a la voluntad de hombre, serán echados fuera, es decir: de vuelta al mundo material en donde reinan las tinieblas y en donde hay llanto y desesperación sin consuelo.
Mateo cap. 8: v 14 al v 17
Habiendo ido Jesús a la casa de Pedro, encontró a la suegra de éste en cama, con fiebre. Jesús la tomó de la mano y le pasó la fiebre. Ella se levantó y comenzó a atenderle.
Al llegar la noche le trajeron muchos endemoniados. El echó a los demonios con una sola palabra y sanó a todos los enfermos. Así se cumplió la profecía de Isaías: Hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades.
ENSAYO:
Como podemos ver, Jesús vino a enseñarnos que el poder de Dios está sobre de él, y que a través de creerlo así, todo sufrimiento y todo aquello negativo que nos quite la paz, se lo ofrendemos a él para que seamos liberados de todas esas cargas tan pesadas y no seguir estando sometidos a ellas, y así ser restaurado el vigor y la fortaleza que viene de Dios para resistir todo ataque proveniente de las potestades de maldad.
Mateo cap. 8: v 18 al v 22
Jesús, al verse rodeado de un gran gentío, mandó pasar a la otra orilla del lago. En ese momento un maestro de la Ley se acercó a él y le dijo: Maestro, te seguiré a donde vayas. Jesús le contestó: Los zorros tienen sus madrigueras y las aves su nido, pero el Hijo del Hombre no tiene ni donde descansar la cabeza.
También uno de sus discípulos le dijo: Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre. Jesús le contestó: Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.
ENSAYO:
Cuando estemos reunidos para escuchar y meditar la enseñanza que Jesús comparte con nosotros, él nos manda que nos pasemos al otro lado de nuestra condición materialista, es decir: dejar atrás nuestra condición tradicional, y pasar a la condición espiritual, condición que nos alejará en esos momentos de nuestras ambiciones mundanas, pues, al colocarnos en esa condición, todas esas cosas pierden su importancia, para que así estemos preparados para recibir lo que Dios, a través de Jesús, tiene para cada uno de nosotros. También nos enseña que debemos darle el lugar que le corresponden a las cosas de este mundo para poder desenvolvernos convenientemente dentro de lo espiritual sin desear querer sacar provecho material de ello. Pero no faltará el que quiera recuperar algo de lo que se pretende dejar atrás; sólo qué, o seguimos a Jesús como el quiere que lo sigamos para estar en el orden y propósito de Dios, o lo seguimos como creemos o nos han hecho creer que está bien para estar en el orden y propósito del hombre.
Nosotros decidimos.
Mateo cap. 8: v 23 al v 27
Después Jesús subió a la barca y lo seguían sus discípulos. Se desató una tormenta tan grande en el mar, que las olas cubrían la barca, pero él dormía.
Los discípulos se acercan y lo despiertan, diciéndole: Socórrenos Señor, que nos hundimos. Jesús les dice: Gente de poca fe, ¿por que tienen miedo? Después se pone de pie, da una orden a los vientos y el mar, y todo queda tranquilo.
Aquellos hombres, llenos de admiración, exclamaron, ¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?
ENSAYO:
Cuando sucedan cosas que nos inquieten sobre manera cuando retornemos a la condición material que gobierna este mundo, despertemos a Jesús en nosotros para suplicarle que nos socorra, y al hacerlo, casi escucharemos su voz que nos dice: No adormezcan su fe, manténganla siempre activa para que ninguna tempestad en sus vidas los destruya, pues, al invocar mi Nombre yo los fortaleceré en gran manera para que puedan resistir, por eso, no duden ni un instante que yo estaré siempre con, y en ustedes.
Mateo cap. 8: v 28 al v 34
Al llegar a la orilla opuesta, a la tierra de Gadara, dos endemoniados salieron de entre unos sepulcros y vinieron a su encuentro. Eran hombres tan salvajes que nadie podía pasar por ese camino. Y se pusieron a gritar: ¡Hijo de Dios, ¿que quieres con nosotros?¿viniste a atormentarnos antes de tiempo?
Había por allí, a alguna distancia, una gran cantidad de cerdos que estaban pastando. Los demonios suplicaron a Jesús: Si nos expulsas, mándanos a esa manada de cerdos. Jesús les dijo: Vayan. Salieron, pues, y se metieron en los cerdos. Y sucedió que de repente toda la manada se lanzó al mar desde lo alto del acantilado y perecieron en las aguas.
Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad. Ahí contaron todo lo sucedido y también lo referente a los endemoniados. Entonces todos los habitantes vinieron al encuentro de Jesús y le rogaron que se fuera de su territorio.
ENSAYO:
Como podemos darnos cuenta a través de este pasaje, existe una gran cantidad de personas, e inclusive, poblaciones enteras, que se resisten a cambiar su actual forma de creer aún viendo los milagros y prodigios realizados ante sus ojos y prefieren seguir encadenados a lo que les causa esclavitud, agresividad, dolor, preocupaciones, angustias, miseria material o espiritual, soledad, etc. antes que permitir que la Luz de Jesús llegue a ellos para recibir paz, tranquilidad, salud y amor, negándole su entrada a esos territorios, es decir: al interior espiritual en sus personas y se empeñan en seguir viviendo a su manera en este mundo en el que tratan de sobrevivir con sus propias fuerzas, mismas que nunca sabrán hasta dónde o hasta cuando contarán con ellas. Pero, cuando acepten en verdad a Jesús como su Señor y Salvador personal y suficiente, se estarán cobijando bajo las fuerzas infinitas de Dios para recibir la liberación y salvación en sus vidas, ya que todo lo obscuro y negativo que los estaba afectando sin misericordia, sea sacado de su ser y arrojado a las profundidades del mar.