MATEO CAP. 16
Mateo cap. 16: v 1 al v 4
Los fariseos y los saduceos se acercaron a Jesús y, para ponerlo en apuros, le pidieron una señal milagrosa que viniera del Cielo.
Jesús respondió: Al atardecer ustedes dicen: Hará buen tiempo porque el cielo es rojo y encendido. Y por la mañana; Hoy tendremos mal tiempo porque el cielo está rojizo hacia el Este. Saben, pues, interpretar los aspectos del cielo, ¿y no saben interpretar las señales de los tiempos? ¡Generación mala y adúltera! piden una señal, pero señal no tendrán, sino la de Jonás. Los dejó y se fue.
ENSAYO:
Normalmente el hombre se deja llevar por los tiempos que conoce para diferentes actividades en su vida física y material, pero todavía desconoce los tiempos de Dios que Jesús trajo consigo, sin embargo, a través del esfuerzo y dedicación que pongamos en el discernimiento de su enseñanza, estaremos aprendiendo poco a poco y a su debido tiempo a separar lo material de lo espiritual.
Mateo cap. 16: v 5 al v 12
Los discípulos, al pasar a la otra orilla, habían olvidado llevar pan. Jesús les dijo: Tengan cuidado y desconfíen de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Y los discípulos se pusieron a comentar entre ellos: Nos dice eso porque no trajimos pan.
Jesús, al darse cuenta, les dijo: Hombres de poca fe, ¿por que se preocupan de que no tienen pan? ¿No comprenden todavía? ¿No recuerdan los cinco panes para los cinco mil hombres, y cuántas canastas recogieron? ¿Ni los siete panes para los cuatro mil hombres, y cuántos cestos llenaron de sobras?
¿Cómo no entienden que no hablo de panes cuando les digo: Cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos?
En esos momentos comprendieron que no les hablaba de la levadura para el pan, sino de las enseñanzas de los fariseos y de los saduceos.
ENSAYO:
Esta enseñanza nos está diciendo, que no debemos por ningún motivo, dejarnos motivar para estar en contra de Jesús, por lo que no nos debemos dejar sorprender con enseñanzas, cualquiera que éstas sean, que no correspondan cabalmente con su enseñanza en el Nuevo Testamento, porque invariablemente, a todos los que aún no han sido convencidos de la verdad anunciada por Jesús, han sido convencidos a seguir doctrinas espirituales manipuladas con sentimientos, emociones, pensamientos y enseñanzas y mandatos de hombre.
Quienes se quieren acercar e integrarse a Jesús a través de la reflexión y la meditación profunda de su Palabra para tratar de entender su esencia espiritual, están siendo capacitados para rechazar y resistirse a enseñanzas contrarias a los tiempos, al orden y propósito de Dios para el ser humano, porque el Poder y Sabiduría delegadas en Jesús no debemos menospreciarla al seguir alguna doctrina humana o espiritual de otros tiempos o ajena a la voluntad que el Padre depositó en Jesucristo Nuestro Señor.
Mateo cap. 16: v 13 al v 20
Al llegar Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo, el Hijo del Hombre?
Ellos dijeron: Unos dicen que eres Juan Bautista, otros dicen que Elías, otros, que Jeremías o alguno de los profetas.
Jesús les preguntó: ¿Y ustedes, quién dicen que soy yo? Simón contestó: Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Jesús le respondió: Feliz eres Simón Bar-jona, porque no te lo enseñó la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.
Y ahora yo te digo: Tu eres Pedro, o sea piedra, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las fuerzas del infierno no la podrán vencer.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos; todo lo que ates en la tierra será atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra, será desatado en los Cielos.
En seguida, ordenó a los discípulos que no le dijeran a nadie que él era el Cristo.
ENSAYO:
Y nosotros: ¿Quién decimos que es Jesús? y todo cristiano deberíamos contestar a una sola voz, ¡El es el Cristo, el Hijo de Dios vivo! demostrando nuestra creencia en la fidelidad a su enseñanza sin ser desviados, o desviar a alguien de su esencia espiritual.
Felices los que exclamamos lo anterior porque no nos lo enseña ni la carne ni la sangre sino el Padre que está en los Cielos a través de su Palabra en el Nuevo Testamento, y si nos convertimos en sus verdaderos discípulos, seremos fortalecidos en Jesús para que las fuerzas negativas de las potestades de maldad no puedan vencernos, y como a Pedro, Jesús también nos dará las llaves del Reino de los Cielos, para que todo lo que atemos en la tierra, sea atado en el cielo, y todo lo que desatemos en la tierra, sea desatado en los cielos.
Mateo cap. 16: v 21 al v 28
A partir de ese día, Jesucristo comenzó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y que las autoridades judías, los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley lo iban a hacer sufrir mucho. Les dijo también que iba a ser condenado a muerte y que resucitaría al tercer día.
Pedro lo llevó aparte y se puso a reprenderlo, diciéndole: ¡Dios te libre, Señor! No, no pueden sucederte esas cosas. Pero Jesús se volvió y le dijo: ; ¡Detrás de mi, Satanás! Tu me harías tropezar. No piensas como Dios, sino como los hombres.
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera seguirme, que renuncie a si mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mi, la hallará. ¿De que le servirá al hombre ganar el mundo entero si se pierde a si mismo? Pues, ¿de dónde sacará con que rescatar su propia persona?
Sepan que el Hijo del Hombre vendrá con la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles; entonces recompensará a cada uno según su conducta. En verdad les digo que algunos de ustedes no morirán sin antes haber visto al Hijo del Hombre viniendo como rey.
ENSAYO:
Debemos de saber, que también sufriremos situaciones adversas que tratarán de desviarnos del conocimiento del orden y propósito de Dios para el hombre, así mismo, sufriremos en manos de familiares y conocidos, incluyendo, muchas veces, a quien ha sido participado de la enseñanza de Jesús, porque éstos aun no se han unido y fundido en la voluntad de Dios, según su Palabra dada a Jesús, y se han dejado llevar por enseñanzas adulteradas de su Palabra, porque no han querido o no han sabido separar convenientemente lo material de lo espiritual. Si todo cristiano cargáramos con nuestra cruz para crucificar nuestra condición tradicional y materialista, resurgirá victoriosa en nosotros nuestra condición espiritual en la verdadera imagen y semejanza de Dios. Por eso, no nos dejemos vencer. Todo esto pasará para que pueda resucitar el hombre espiritual que vive en cada uno de nosotros, y si en verdad queremos seguir a Jesús, renunciemos a ser los dueños de nuestro destino y coloquémonos en el camino a la verdad y a la vida que en Jesús es, y vivir de acuerdo al orden y propósito de Dios. Así se cumplirá su Palabra cuando dice: "El que pierda su vida por mí la hallará", porque si nosotros renunciamos a las cosas de la carne, será como si hubiéramos muerto para la carne y será entonces que hallaremos la vida verdadera en él, ya que las cosas de este mundo quedarán sujetas a la voluntad de Dios, y para quien así se decida a hacerlo, Jesús nos dice que en verdad no moriremos sin haber visto antes al Hijo del Hombre viniendo como rey.