Eso me preguntaste un día
y moviendo la cabeza dije que no
tú lo dejaste pasar sin importancia
pero... no significa que se olvidó.
El tiempo pasó de aquel día de ayer
en el que yo lloré en tú hombro
y me dejé vencer
y tú lo último que hiciste
fue decirme que todo...
estaría mejor.
Han pasado mucho días
meses quizás
y de esa pregunta
jamás se volvió a escuchar.
Hoy hubo lágrimas sin querer
pero esta vez no fueron de mi parte
fueron de tus ojos luminosos
de tus ojos tan hermosos
pero que sólo por hoy
fueron de dolor.
En el intento de hacerte reír
recordé aquella vez
en la que me preguntaste de un ángel
y hoy... hoy la pregunta volvió
y hoy por fin, la respuesta llegó.
Tú me preguntaste una vez más
--¿alguna vez has visto llorar a un ángel?---
yo asentí la cabeza
contestándote que si
tú reacción inmediata fue:
¡¡¡Dímelo todo!!!
¿En dónde fue, cuando, como era él?
Y yo te respondí:
es un ángel al que solo le faltan las alas
porque hoy un ser maligno se las arrebató,
tu asombro fue notorio
y tu rostro de confusión.
Al ver tu reacción de desconcierto
lo único que hice
viéndote a los ojos
y con toda el alma y el ser en la mirada
fue decirte la verdad:
“si, yo sólo te he visto a ti”.
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