Hay tristezas que son como las cascadas de los ríos, se deslizan suaves
y bajan por tu vida sin detenerse ante los obstáculos para luego
desembocar en las playas de tu futura alegría.
Cuando notas que tu mirada pierde el brillo del atardecer, recuerda que en la
mañana sube el sol quien hará de tu hoy el inicio de tu día, por eso siempre
espera el mañana con la cabeza erguida.
Continúa simpatizando con la vida aún cuando no brille tu sol.
Todos los sinsabores que pudiste percibir en la vida tienen como finalidad que
recuerdes que aún te queda el sentido del gusto para diferenciar lo bueno de lo malo.
Sólo se vive un día a la vez, por eso aunque tengas
prisa tienes que esperar 24 horas para ver el mañana.
¡Cuánto amor hay en el cielo para ti! La vida es un lujo, es el gusto de lo exquisito
por mantener un pie frente al otro. Sí, la vida es un lujo; lujo para amar,
para respirar, para soñar y para ser feliz.
Por eso gasta tu vida como si fueras millonario.
Que tu sonrisa sea parecida a la de los niños cuando se saben amados y que
logres ver en éste día que naciste para recibir una caricia en cada uno de tus latidos,
que te des el gusto de perfumar tu boca con palabras llenas del aroma de tu interior
y que la paz que rodea el paternal corazón de Dios sea la que te mantenga
saturado de tranquilidad en este tu único día que te corresponde vivir.
Estar vivo es uno de los regalos más hermosos que podrás mantener tanto
en tu espíritu como en tu alma y en la eterna juventud. Por eso, manifiesta
tu viveza en todo lo que haces, ríe como si fuera la última vez, sueña
como los niños y haz de ti un ser humano que vive y deja vivir.
Existe cada semana dos días de los cuales no tendríamos que preocuparnos jamás.
Dos días que tendrían que estar exentos de pesares.
Ayer con sus inquietudes, sus males y sus penas. Ayer se escapó de nuestras manos,
se ha ido para siempre y ni todo el oro del mundo podría revivir el día de ayer.
No podemos borrar uno sólo de nuestros actos, no podemos evitar
una sola palabra de la que hemos pronunciado; el ayer no está más.
Otro día del cual no tendríamos que preocuparnos es “mañana” con sus
adversidades posibles, sus cargas, sus lindas promesas.
Mañana también está fuera de nuestro alcance. Mañana el sol se levantará
con todo su esplendor o detrás de una pantalla de nubes, pero se levantará.
Hasta el instante no tenemos poder sobre el mañana, pero aún está por llegar.
Nos queda un sólo día, “hoy”. Todas las personas pueden librar un combate en un sólo día.
Es cuando tú y yo añadimos el peso de estas dos eternidades terribles,
“Ayer y Mañana”. No son las pruebas del día las que vencen o enloquecen
al hombre, es el remordimiento o el rencor que nos ha dejado ayer
y el temor de lo que nos puede traer mañana.
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