Salí de ti, mar, valiente y decidida,
confiando en la voz y la palabra,
me avisaste, no te fíes, regresa...
Y no quise escucharte, sólo soñaba.
Sobre tus olas mi torso desnudo,
bajo tus aguas mi cola de pez,
un sólo deseo me alentaba:
no ser sirena, ser mujer...
Sacudí mis escamas sobre una barca,
versos de madera resistiendo la sal,
sonreí como nunca y estiré los dedos
creyendo que tocaba la felicidad...
Déjame volver, mar, te lo suplico,
mi corazón ha llorado, quiero volver
a ese fondo callado en el que he nacido,
por favor, no quiero ser mujer...
Las voces mienten, y las palabras,
los ojos traicionan y no lo quieren ver,
el humano confunde y manipula,
mata la sonrisa, los sueños y esta fe...
Le hubiese dado todo el gran tesoro,
cada moneda del amor inmortal,
lo siento, mar, me han hecho daño,
déjame ser sirena nada más...
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