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General: Ensayo en el disc. del Evangelio según San Juan cap. 9
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De: Hermano Cristiano  (Mensaje original) Enviado: 13/04/2017 16:49
JUAN CAP. 9
Juan cap. 9: v 1 al v 5
Al pasar, Jesús se encontró con un ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿Quién tiene la culpa de que esté ciego, él o sus padres?
Jesús les respondió: Esta cosa no es por haber pecado él o sus padres, sino para que Dios obre en él un milagro.
Mientras sea de día, tengo que hacer el trabajo que el Padre me ha encomendado. Ya se acerca la noche, cuando no se puede trabajar. Pero mientras yo esté en el mundo, yo soy la luz del mundo. 
ENSAYO:
No faltará quien afirme, por la ignorancia de la Palabra, cuando vean a algún cristiano verdadero que padece algún impedimento físico o enfermo: Este está enfermo porque seguramente a sido el pago que Dios le dio por su comportamiento equivocado, o tal vez es culpa de sus padres por algo que hicieron y han recibido el castigo divino en esa forma; o más aún, habrá quienes dirán que esa es la consecuencia de lo que hicieron mal en vidas pasadas y que ahora tienen que pagar la deuda que adquirieron.
La verdad es que estas situaciones las pueden llegar a padecer inclusive personas que han llevado un buen comportamiento en sus relaciones como padres, hijos, esposos, amigos, o laborales, y que cuando esto sucede no lo alcanzamos a comprender con nuestros pensamientos humanos, sin embargo, la infinita Sabiduría de Dios nos hace saber, que todo eso que llega a pasar, es para que en algunas personas se manifieste su poder y misericordia que les proporcionará en sus vidas el milagro de restaurar su esencia espiritual, recibiendo en su mente el Espíritu de valentía y dominio propio como una bendición de Dios en el Nombre de Jesús para sobrellevarlas, y alcanzar a su debido tiempo, el conocimiento en el que le serán revelados los misterios del Reino de Dios para vivir en armonía con Dios y con los hombres.
Juan cap. 9: v 6 al v 13
Al decir esto, hizo un poco de lodo con tierra y saliva. Untó con él los ojos del ciego y le dijo: Anda a lavarte en la piscina de Siloé (que quiere decir el enviado). El ciego fue, se lavó, y cuando volvió veía claramente.
Sus vecinos y los que lo habían visto pidiendo limosna, decían: ¿No es éste el que venía a sentarse y pedía limosna? Unos decían: Es él. Otros decían que no, sino que era parecido. El decía: Sí, soy yo. Le preguntaron: cómo es que ahora puedes ver?
El contestó: El hombre a quien llaman Jesús hizo barro, me lo aplicó a los ojos y me dijo que fuera a lavarme a la piscina de Siloé. Fui, me lavé y veo. Le preguntaron: ¿Dónde está él? Contestó: No se.
Era día sábado cuando Jesús hizo lodo y abrió los ojos al ciego.
ENSAYO:
Para conocer más acerca de ese misterio, deberemos de utilizar la sabiduría humana para acercarnos a la Sabiduría de Dios, para que con la tierra de la sabiduría en el conocimiento de las cosas de este mundo y con la saliva espiritual de la Palabra de Dios a través de la enseñanza que Jesús comparte al hombre, formar la substancia adecuada para aplicarla en los ojos de quien que ha permanecido ciego a las cosas espirituales, y ver que Jesús es el único enviado de Dios que nos puede lavar y limpiar nuestros ojos espirituales a través del estudio, reflexión y meditación de su Palabra, para que así podamos ver claramente y reconocer la verdadera esencia de haber sido hechos a la imagen y semejanza de Dios.
Quienes han interpretado la enseñanza de Jesús según pensamientos de humana sabiduría, y han actuado como lo ha ido dictando su libre albedrío, comenzarán a hostigar a quienes han recuperado la vista hacia las cosas espirituales, para que les sea revelada la forma en la que han sido sanados de lo que les impedía verlas, ya que han padecido de esa ceguera desde que nacieron, y que lo único que han recibido en la oscuridad de su ignorancia, han sido limosnas de la Palabra.
Entonces, quien está recuperando la vista a las cosas espirituales de Dios contestará: A mi me fue aplicada una substancia en la mente hecha con el barro de la sabiduría humana y amasada con la saliva espiritual de la Palabra de Jesús para que mis ojos fueran lavados, y ahora empiezo a ver claramente el propósito de Dios para mi vida.
Pero nadie encontrará a Jesús si no permite que sean lavados sus ojos a través del estudio, reflexión y meditación de su Palabra para guardarla y transmitirla con fidelidad como la voluntad de Dios cuando dice refiriéndose a Jesús: Este es mi Hijo, el Amado, el Elegido.
Juan cap. 9: v 14 al v 17
Los judíos, pues, llevaron ante los fariseos al que hasta entonces había sido ciego, y otra vez los fariseos le preguntaron cómo había sido sanado de la ceguera. Contestó él: Me puso barro en los ojos, me lavé y veo. Algunos fariseos decían: Ese hombre no es de Dios, porque trabaja en día sábado. Pero otros se preguntaban: ¿Cómo puede ser pecador un hombre que hace signos como éste? Y estaban en desacuerdo.
Le preguntaron al ciego: Y tu, ¿que piensas de él, puesto que te ha abierto los ojos? El contestó: Es un profeta.
ENSAYO:
Algunas de estas personas que aún no han llegado a comprender la verdadera voluntad de Dios, seguirán haciendo preguntas buscando algo que les de la razón, y cuando la Palabra conteniendo la Sabiduría de Dios no pueda ser rebatida por palabras de sabiduría humana, pensarán que quienes no se quieren sujetar a normas y enseñanzas de sabiduría humana para entender y aceptar la enseñanza de Jesús, no son de Dios. Pero habrá otros que empezarán a recibir la luz de Jesús, iluminando de tal manera sus mentes que sentirán la necesidad de conocerlo mejor a través del estudio, reflexión y meditación en su Palabra para que también les sea quitada esa ceguera ancestral para poder conocer al Padre, y cuando sus ojos sean abiertos al guardar fidelidad a su enseñanza exclamarán: ¡Verdaderamente Jesús es el Hijo de Dios!
Juan cap. 9: v 18 al v 23
Los judíos no querían creer que había sido ciego aquel hombre que ahora veía claramente. Así es que hicieron llamar a sus padres y les preguntaron: ¿Es éste su hijo, que dicen que nació ciego? ¿cómo es que ahora ve?
Los padres respondieron: Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, Cómo ve ahora, o quién le abrió los ojos, eso no lo sabemos. Pregúntenle a él, es mayor de edad y puede responder por su cuenta.
Los padres respondieron esto por miedo a los judíos, pues éstos habían decidido expulsar de sus comunidades a los que reconocieran que Jesús era el Cristo. Por eso contestaron: Es mayor de edad, pregúntenle a él,
ENSAYO:
Habrá personas que aún viendo el cambio en esas vidas que están recuperando la vista a las cosas espirituales de Dios, no creerán que ellos mismos están viviendo en las tinieblas de la ignorancia de Dios y no entenderán como es que ahora hay otros que ven lo que ellos quisieran ver y no pueden hacerlo, y preguntarán al Padre: ¿Quién les abrió los ojos a las cosas espirituales si nosotros creemos en el mismo Dios y en el mismo Hijo? Y Dios contestará a través de su Palabra: Pregúntenle a ellos, puesto que ya han alcanzado la mayoría de edad, pues ellos han entendido que el significado de guardar la Palabra de Jesús es no volver a tiempos que ya pasaron o adulterándola con pensamientos y conocimientos de humana sabiduría, y esa es la verdadera voluntad de Dios, y quienes aceptan y reciben su voluntad podrán responder por su cuenta, porque la respuesta viene del que les está abriendo los ojos.
Esos guías, líderes o ministros religiosos que hicieron esa pregunta, negarán ante sus autoridades y jefes que ellos tuvieran algo que ver en todo lo que recibieron como respuesta, por miedo a ser expulsados de sus comunidades religiosas y perder sus puestos, y seguirán guardando las enseñanzas y mandatos de hombre, negándose de esta manera a guardar fidelidad a la Palabra de Jesús.
Juan cap. 9: v 24 al v 30
Los fariseos volvieron a llamar al hombre que había sido ciego y le dijeron: Confiesa la verdad. Nosotros sabemos que ése que te sanó es un pecador.
El hombre respondió: Yo no se si es pecador o no. Lo que se es que yo era ciego y ahora veo. Le preguntaron: ¿Que te hizo?, ¿cómo te abrió los ojos? El les dijo: Ya se lo he dicho y no me creyeron. ¿Para que quieren oírlo otra vez? ¿Ustedes también quieren hacerse discípulos de él?
Entonces comenzaron a insultarlo: Tu serás discípulo suyo. Nosotros somos discípulos de Moisés. Sabemos que Dios habló a Moisés, pero de éste no sabemos siquiera de dónde es.
El hombre contestó: Esto es lo maravilloso, que ustedes no entienden de dónde es un hombre que me abrió los ojos.
ENSAYO:
El apego del hombre a las normas y enseñanzas de humana sabiduría en las cosas de Dios por no sujetar su libre albedrío a su voluntad, querrán invalidar lo que decimos y lo que hemos recibido al abrirse nuestra mente a las cosas de Dios para reconocer su voluntad, por lo que dirán que lo que hemos recibido no viene de Dios sino de otro lugar que no es santo, pero ya no estaremos en la posición de contender con nadie porque estamos siendo convertidos en verdaderos discípulos de Jesús y ya no seremos motivados a seguir en enseñanzas y mandatos de hombre en las cosas de Dios para seguir observando cosas de tiempos que ya pasaron o enseñanzas adulteradas de la Palabra, que más que los vaya acercando al Reino de Dios, los van sujetando, de tal manera, que les va impidiendo llegar a él, ya que en lugar de darle el lugar que le corresponde a la Palabra de Dios puesta en boca de Nuestro Señor Jesucristo, le siguen dando preferencia a las palabras de hombre porque a éste lo ven y lo conocen, y estos que se dicen cristianos pero que aún no han llegado a la esencia espiritual de la enseñanza de Jesús se preguntarán: ¿cómo es que está sucediendo ese cambio en ustedes si no se están sujetando a las normas y enseñanzas de nuestras autoridades religiosas en la Palabra de Jesús siguiéndolas y aplicándolas como la voluntad de Dios.
Juan cap. 9: v 31 al v 41
Todo el mundo sabe que Dios no escucha a los pecadores, sino a los hombres buenos, que lo respetan y hacen su voluntad. Nunca se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada de eso.
Le contestaron ellos: Desde tu nacimiento estás en pecado, ¿y vienes a darnos lecciones a nosotros? Y lo expulsaron.
Jesús supo que lo habían expulsado y, al encontrarlo, le dijo: ¿Crees tu en el Hijo del Hombre? Este le contestó: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Jesús le dijo: Tu lo estás viendo. Soy yo, el que habla contigo. El dijo: Creo Señor. Y se arrodilló ante él.
Jesús dijo: He venido a este mundo para iniciar una crisis: los que no ven, verán, y los que ven, van a quedar ciegos. 
Algunos fariseos estaban al lado de Jesús y le dijeron: ¿Y nosotros también somos ciegos? Jesús les contestó: Si fueran ciegos, no tendrían pecado. Pero ahora ustedes dicen que ven; con eso está el pecado, y se queda.
ENSAYO:
Habrá quienes digan que Dios no escucha a los pecadores sino a los hombres buenos que respetan y hacen su voluntad, pero: ¿Quién verdaderamente a aceptado y recibido la voluntad de Dios? Y, ¿quién tendrá el poder suficiente para abrirle los ojos espirituales a una persona que ha nacido ciega al conocimiento de la verdadera voluntad de Dios? Si no viniera de parte de Dios no podría hacer nada.
Debemos de recordar, que el hombre desde antes de su nacimiento viene marcado por el pecado original, pero aquel al que el Hijo del Hombre le ha abierto los ojos y éste lo proclama sin medida, será perdonado por Dios, más sin embargo será objeto de rechazo por esa gente que no se ha interesado en reconocer la verdad en la Palabra de Jesús y será expulsado de su comunidad religiosa, pero Jesús les saldrá al encuentro y le preguntará: ¿ Crees tu fielmente en la Palabra del Hijo del Hombre? Y si él al contestar, preguntara: ¿Dónde la encuentro para que crea en la forma en que tú dices? Jesús responderá: Mi Palabra está plasmada en el Nuevo Testamento y deberás regir tu vida de acuerdo a mi enseñanza, estudiando, reflexionando y meditando en ella para que recibas el discernimiento correcto de la encomienda que mi Padre me confió para trasmitírtela, para que después tu puedas cumplir con fidelidad en la encomienda que yo te confiaré.
Tomemos muy en cuenta lo anterior, porque Jesús vino para iniciar una crisis entre lo espiritual y lo material, porque muchos hemos sido cegados desde que tenemos uso de razón para ser introducidos en tradiciones religiosas que nos impiden discernir, la Palabra que Dios encomendó a Jesús, en su esencia espiritual, lo que nos ha impedido también, guardarla y enseñarla a cumplir como la voluntad de Dios.
Y quienes dicen conocer la voluntad de Dios de acuerdo a sus propias tradiciones y no quieran reconocer que la voluntad de Dios es guardar y enseñar a cumplir la Palabra de Jesús con fidelidad en su esencia espiritual, preguntaran: nosotros, ¿también somos ciegos? El mismo Jesús les contestará a través del discernimiento de su Palabra; Ustedes dicen que entienden mi enseñanza pero no la guardan ni la enseñan a cumplir con fidelidad, prefiriendo el ser fieles a las normas y enseñanzas de hombre, por lo que no están ciegos, pero están en pecado por no creerle al Hijo del Hombre, y si no cambian sus formas mundanas de actuar y pensar acerca de las cosas de Dios, con eso está el pecado, y se queda.


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