NO HAY ROSAS SIN ESPINAS
Aunque a la mayoría no nos importaría
llegar a ser un poco más humildes,
¡ay cómo detestamos pasar por la
escuela de la humildad!
Nos duele tragarnos el orgullo,
pero se trata de un dolor que
nos hace bien, siempre y cuando
tengamos una buena actitud y
dejemos que produzca en
nosotros el efecto deseado.
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