Alma mía... cómo pesan en tus alas las ausencias, cada día van sumando soledades indefensas; lejanías, avaricias, ansiedades y desvelos y una umbría sensación de irrealidad y desconsuelo.
Alma mía... siempre en guardia vigilando mis entornos, día a día, mitigando los abusos y sobornos. Candilejas que me acosan sin clemencia con su brillo y que dejan una extraña sensación en mis sentidos.
Alma mía... qué daría por volver a verte libre... sin estrías, dolorosas de misiones imposibles. Como antes... por delante de mis sueños y quimeras... Anhelante... de entregarte como fuera y donde fuera.