María tendrá un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mateo 1:21)
SALVADOR
A veces nos resulta difícil elegir el nombre para un bebé. ¡Son tantas las cosas a tener en cuenta! ¿Deberíamos honrar a alguien con su nombre? ¿Suena bien con el apellido? ¿Es un nombre demasiado común? ¿Va a ser muy difícil de decir o de deletrear?
José y María no tuvieron ese problema, pues el ángel les dijo: “… a quien pondrás por nombre Jesús” (que significa ‘el Señor es salvación’), y luego dio la razón: “… porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
La palabra pecado ha sido usada tan a menudo y de tantas maneras erróneas, que hoy en día casi no tiene sentido. Se refiere a algo equivocado, malo, perverso, corrupto—algo que no debería ser como es, pero igual lo es. Más aún, el pecado es algo que no sucede por sí mismo, sino que alguien, en algún lugar, es culpable de él.
No existe cultura, país, ciudad o familia, en donde el pecado no haga su obra destructiva. Vivimos metidos hasta el cuello en sus consecuencias: relaciones quebrantadas, odios y resentimientos, tristeza, problemas, pérdidas, dolor y muerte. Pero, por más que tratemos, no podemos deshacernos de ellas.
Es por todo eso que Dios vino al mundo en Jesucristo: para ser nuestro Salvador. Él es el único ser humano que nunca cayó en la trampa del pecado y el único que puede liberarnos de esa trampa, pues el pecado no tiene poder sobre él.
Al dar su vida por nosotros en la cruz, pagando así la deuda por nuestras culpas, Jesucristo nos liberó del castigo del pecado. Él llevó consigo a su muerte nuestro pecado, y lo dejó allí donde ya no podrá lastimarnos más. Resucitado de entre los muertos, nuestro Salvador nos llama a confiar en él y disfrutar de la verdadera libertad hasta la vida eterna.
ORACIÓN:Querido Jesús, gracias por salvarme del pecado. Fortaléceme en la libertad que tú me das, para que con alegría pueda servirte a ti y a quienes me rodean. Amén.
CRISTO PARA TODAS LAS NACIONES