Cuando se cumplieron los ocho días para que el niño fuera circuncidado, le pusieron por nombre JESÚS, que era el nombre que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido. (Lucas 2:21)
EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY
El día de hoy es conocido como el día de la “Circuncisión de Jesús”, o del “Nombre de Jesús” y marca el momento en que Jesús quedó oficialmente bajo la autoridad de la ley de Moisés, o sea, las reglas de vida que Dios le había dado al pueblo de Israel. El propósito de esas reglas era enseñarles la santidad de Dios, e inculcarles lo necesario que era que ellos también fueran santos.
Pero cualquiera que alguna vez haya tratado de cumplir los Diez Mandamientos, sabe cuán imposible es. “No matarás.” Este parece ser bastante fácil. Pero cuando en Mateo 5 Jesús explica que eso incluye todo daño o insulto, incluso en pensamiento, hacia otra persona, la cosa cambia. “No hablarás falso testimonio.” También es fácil, sobre todo porque hasta ahora nunca he tenido que testificar. ¿Pero no engañar a nadie de ninguna manera o bajo ninguna circunstancia? Ahora sí que estoy en problemas.
Cuando miro la ley no veo un manual que me diga cómo llegar al cielo, sino un claro reflejo de cada falla, vicio, pecado y equivocación que he cometido y que no puedo ni borrar, ni restaurar. ¿Quién me va a ayudar? “Doy gracias a Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 7:25). Jesús vino al mundo para tomar mi lugar bajo la Ley—una Ley demasiado pesada para que yo la cargue, pero no para él.
Jesús cumplió esa ley desde su nacimiento, y lo hizo en forma perfecta. ¡Es increíble! Pero eso no fue todo. Él también eligió hacerse cargo del castigo que nosotros merecíamos por transgredirla: dolor, sufrimiento y muerte, pagando así nuestra deuda. Y, al hacerlo, nos liberó. Ya no debemos nada. Y cuando se levantó de entre los muertos, prometió compartir su vida eterna con todos los que confiamos en él. Tanto nos ama. ¡Gracias a Dios!
ORACIÓN:Gracias, Señor Jesús, por pagar mi deuda y liberarme de la carga de transgredir la ley de Dios. Haz que tu Espíritu Santo viva en mí. Amén.
CRISTO PARA TODAS LAS NACIONES