De ese tronco… sale un retoño; un retoño brota de sus raíces. - Isaías 11:1
Jesús tiene muchos nombres. Todos tenemos uno favorito. Uno de ellos, que no usamos regularmente, es “retoño”. Sin embargo, pocos nombres ofrecen tanta esperanza para aquellos separados de sus familiares y amigos como este nombre con que se lo llama en el Antiguo Testamento. Jesús, el retoño, invita al que se siente solo a ser parte de él y a vivir una vida plena.
El profeta Isaías nos revela que el retoño siempre estará defendiendo los derechos de los pobres, los abandonados y los débiles. Y a la verdad, debido a nuestra condición humana de rebeldes y desobedientes ante Dios, necesitamos la gracia de Dios, su perdón y su reconciliación.
¿Dudas esto? Sólo tienes que mirar a tu “árbol genealógico” en Mateo 1. Los nombres allí escritos no son los que esperamos ver en un álbum familiar. Hay un rey que rechazó a Dios (Roboam), un hombre intrigante y tramposo, una prostituta (Rahab) y una mujer adúltera. No. No son exactamente los nombres que esperaríamos encontrar. Entonces, ¿por qué se incluyen?
Porque Jesús es el “retoño” que busca injertar al árbol de la vida a todos los pecadores, sin tenerles en cuenta sus pecados. Cada nombre, incluyendo los nuestros, declara su amor. No importa el pecado: su amor es más grande.
Todos nosotros, por la pura gracia y amor de Dios, somos unidos al “retoño” por medio de la fe en la sangre derramada en la cruz por él por toda la humanidad, pasando así a ser parte del árbol genealógico del Salvador.
ORACIÓN: Jesús, gracias por ser el “retoño” de vida para mí. Ayúdame a dar ricos frutos para muchos más. Amén.
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